Bienvenidos

telecinco.es 29/05/2015 13:51

En los últimos dos años he vivido muchos cambios en mi vida, cambios que me han hecho perder el sueño, el apetito, la calma… pero que también me han enseñado mucho sobre mi organismo y me han hecho madurar en todos los sentidos. Si echo la vista atrás, me doy cuenta de que lo que más me ha ayudado y lo único que no ha cambiado y que de hecho, se ha ido incrementando, es el tiempo que dedico al deporte y en consecuencia, a mi cuerpo.

Y por eso estoy aquí desde hoy, para compartir con todos vosotros la importancia de dedicarse tiempo a uno mismo, de escucharse, y de encontrar una actividad que te motive y sea parte de tu día a día. No os voy a hablar de dietas milagrosas, ni de entrenamientos mágicos que prometen un abdomen firme en una semana. Os voy a hablar de mi experiencia, de todo lo que me enseña el deporte sobre nuestro cuerpo y de la increíble capacidad del ser humano para resistir mucho más de lo que creemos.

Llevo toda la vida haciendo ejercicio, pero sin duda, el más importante para mí ha sido la natación, y en definitiva todos los deportes relacionados con el mar.

Con menos de un año me llevaban a flotar a la única piscina en Madrid que en esa época enseñaba a “nadar” a bebés y desde los cuatro años he ido a clases de natación. Recuerdo que salía tan relajada y con ese apetito tan saludable que te provoca el agua.

Con esa edad, los veranos los pasábamos en Altea, donde mis padres tenían un barco llamado “La Luisa”, y salían a bucear con sus amigos del club marítimo.

Yo esperaba en la playa a que llegara el mejor momento del día. Cuando regresaban estaba expectante, deseando meterme en el agua con mi padre.

Íbamos hasta la orilla con las gafas en la mano y sus míticas aletas rojas de apnea. Es alucinante, pero recuerdo perfectamente los nervios que me entraban. Parecidos a los que me siguen encogiendo el estómago antes de una inmersión.

Mi padre se calzaba sus aletas, yo me enganchaba a su cuello y surcábamos el Mediterráneo en silencio hasta “lo negro”… donde las algas oscurecían el agua.

Una vez allí, bajo el sol, me decía: “Lauri, coge aire, una, dos y tres…” y hacíamos un golpe de riñón, y yo seguía sujeta a su cuello tres o cuatro metros abajo donde de repente aparecían la luz y los colores, los peces y las estrellas rojo brillante y el tiempo parecía desaparecer.

Aquellos momentos los tengo grabados en la retina, y puedo deciros que muchos de los mejores instantes de mi vida han sido bajo el agua. El buceo es una de mis grandes pasiones y espero poder compartir con vosotros más adelante todas estas vivencias y viajes entre los corales.

Actualmente sigo nadando a diario, recorriendo kilómetros y kilómetros en mi querida piscina. Además, desde hace cinco años practico running, y en el último año he incorporado el yoga a mi actividad física.

Bienvenidos todos, es un placer compartir sensaciones y experiencias de las que he aprendido y que espero que os aporten y os animen a descubrir o a profundizar en este increíble mundo del deporte. O por lo menos, que os entretengan…