Hoy quiero compartir con vosotros un proyecto personal muy bonito que después de mucho esfuerzo e ilusión, ha visto la luz este año. Tras meses de trabajo, por fin está aquí Apnea, un nuevo vino que mi padre ha creado inspirándose en nuestra afición por este deporte y el mar.
Y os preguntaréis, ¿un vino? Pues sí, mi familia paterna ha regentado durante tres generaciones la que es ahora la tienda de vinos y licores más antigua de Madrid: Licores Madrueño.
Seguramente habréis pasado por delante de sus escaparates más de una vez ya que está al lado de Callao, nada más y nada menos que desde 1895. Desgraciadamente este año, debido a la Ley de Arrendamientos Urbanos, nos tendremos que mudar de ese local centenario pero esto os lo contaré un poquito más adelante.
Hoy estoy aquí para hablaros de este vino que no puedo dejar de recomendaros por muchas razones.
Principalmente porque, como veréis en el vídeo, es un proyecto completamente familiar que hemos realizado con absoluta dedicación y cariño.
La idea surgió gracias a esta fotografía en la que estoy haciendo apnea en Tenerife, mientras grabábamos uno de los reportajes más especiales que he tenido la oportunidad de hacer: el entrenamiento con Miguel Lozano, el tercer hombre del mundo que más profundo ha buceado de forma autónoma, y con el que aprendí a volar bajo el agua.
A partir de esta foto comenzamos a trabajar en el diseño y la relación entre las sensaciones tan placenteras que pueden producirte el vino, y este deporte, la apnea.
Encontramos el vino perfecto: se trata de un Ribera compuesto de uvas 100% tempranillo seleccionadas a mano de unos viñedos exclusivos, procedentes de un clon de cepas centenarias que están localizadas a 900 metros sobre el nivel del mar, concretamente en Aranda de Duero. Está envejecido en roble francés durante cuatro meses consiguiendo un gran resultado: un vino potente, bien armado, equilibrado y sabroso.
Como veréis en el vídeo, hemos vivido el proceso de creación en primera persona, desde la vendimia de la uva en Bodegas Avan hasta la impresión del color de nuestro océano, que conseguimos con Grupo Argraf. Desde aquí me gustaría darles las gracias de nuevo por confiar en nosotros y luchar por este proyecto como si fuera propio.
Gracias también a nuestro diseñador gráfico, Álvaro Puerto, creador de todos los diseños que han dado forma a la marca y del vídeo que podéis ver en este post.
Y por supuesto, al magnífico fotógrafo apneísta al que el destino me unió de forma inesperada unos días antes de partir hacia Tenerife, y que tomó la fotografía que se ha convertido en la etiqueta de este vino, Pepe Arcos.
Y gracias a mis padres, especialmente a Mariano Madrueño, sin el que nada de esto hubiera sido posible. Sin el que mi vida no hubiera sido posible. Gracias por llevarme desde que tenía tres años a bucear a pulmón con tus aletas rojas de apnea, a las profundidades del Mediterráneo. Gracias por transmitirme tu amor por el vino y el mar. Gracias por la libertad y el sentido común con los que me has enseñado a crecer, y sobre todo GRACIAS por seguir ilusionándote e ilusionándome así por la vida.
Espero que disfrutéis de Apnea muy pronto.