Aprendiendo a volar
Con motivo de mi próximo viaje y de futuros proyectos que compartiré pronto con vosotros, ya he comenzado a entrenar y en los próximos post os enseñaré un nuevo deporte de sensaciones que continúo descubriendo: la apnea.
He tenido la oportunidad de viajar hasta Tenerife para que me entrene el mejor equipo en la materia: nada más y nada menos que Miguel Lozano, actualmente el tercer hombre que más profundo ha llegado en la historia de esta disciplina: -117 metros en inmersión libre.
He seguido aprendiendo sobre este fascinante deporte y vuelvo llena de imágenes y emociones que compartir con todos vosotros.
En este post me veis entrenando apnea dinámica, una modalidad que se realiza en piscina y en la que el apneista nada la máxima distancia horizontal bajo el agua con una sola respiración. Un delicado equilibrio entre el consumo de oxígeno y una técnica de nado hidrodinámica eficiente serán las claves para conseguir un mejor rendimiento en esta disciplina.
Por ello es fundamental entrenar la acuaticidad en la piscina y acostumbrarse a los equipos antes de salir al mar; y personalmente, considero básico seguir con esos entrenamientos para avanzar en este deporte.
Aquí la verdad es que cuento con un poco de ventaja, ya que la cantidad de horas que he pasado durante mi vida en la piscina y los años practicando buceo me proporcionan mucho control sobre mi cuerpo y su flotabilidad.
Antes de meternos en la piscina, hicimos diversos estiramientos específicos para calentar los músculos que envuelven la caja torácica y hacerlos más flexibles. También hicimos ejercicios con el diafragma y la respiración, calentamiento de las extremidades… ¡Y al agua!
Con la máscara, el cinturón de plomos y las aletas puestas comienzas a relajarte, a respirar y a abstraerte en el fondo de la piscina.
Entrenamos las salidas, la patada de delfín, los volteos con y sin aletas, la posición de los brazos, el cuello… todo tu cuerpo debe estar perfectamente coordinado para avanzar más y deslizarse mejor utilizando el menor oxígeno posible.
Y de repente eres tú y el agua, y te invade una sensación… con la que te sientes mejor dentro que fuera.
Tu pulso se ralentiza y tu mente se concentra en conseguir que esa acuaticidad sea perfecta.
Disfruté muchísimo de estas sesiones, en la piscina me siento en casa. La necesidad de sumergirme en el silencio y en mi interior cada día es más necesaria, y la apnea me proporciona todos los medios para conseguirlo.
Gracias al equipo de Apnea Canarias por su dedicación y entusiasmo.
Gracias a Pepe Arcos por acompañarme en esta aventura y por este excepcional trabajo.