Wall Street, el corazón financiero del mundo
Millones de veces hemos oído hablar de este barrio que apenas ocupa unas pocas manzanas del corazón de Manhattan. Merece la pena un buen paseo por ésta zona en la que se engendró ésta gran urbe, cosmopolita como pocas, que acoge cada año a millones de visitantes. Wall Street simboliza el capitalismo en estado puro. Tomó su nombre de una pared de madera defensiva que construyeron los daneses en 1653 para delimitar lo que entonces era el extremo norte del llamado Nuevo Amsterdam. Es un lugar especial que destila dinero. No tiene ni 1.600 metros de largo, pero es aquí donde se ha montado todo el "chiringuito financiero" que rige las economías del primer mundo. Antes de que existieran los móviles, los portátiles y cualquier medio de telecomunición, los bancos se instalaron en éstas calles porque estaban cerca de la actividad portuaria de la ciudad.
El nervio central de la economía estadounidense es la Bolsa, el New York Stock Exchange en el 11 de Wall Street. Por razones de seguridad ya no está abierta al público, pero la calle ofrece un trajín de brokers, agentes de cambio y bolsa y hombres de negocios, muy interesantes de ver.
En 2001, tras los atentados terroristas del 11S, la bolsa estuvo cerrada 6 días, algo que no había ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial. Volvió a abrir el 17 de septiembre y desde entonces está tan sobreprotegida por la policía, que los agentes se han convertido en otra del atracción del barrio. Aprovechad para pasearos por estas calles a primera hora de la mañana. Es la única parte del mundo en la que se puede respirar un ambiente así.
La Reserva Federal, una manzana al norte, en Liberty Street, es un importante edificio que alberga el mayor almacén de oro de la nación. Más de 9.000 toneladas, en cinco plantas subterráneas . Hay una exposición abierta al público, pero atención porque no podréis entrar si no habéis reservado antes.
Si a Wall Street llegáis por el inicio de Broadway encontraréis la estatua de un toro de bronce en posición de ataque...¡Parad, hay que hacerse una foto!. Es el símbolo de la economía a pleno rendimiento. Después, es el momento de meteros en las callejuelas de vuestra izquierda: veréis pubs irlandeses como los que exitían en los siglos XVIII y XIX: Es una zona muy curiosa, de repente sentiréis que habéis viajado miles de kilómetros…hasta Londres, la tierra madre…
Es aquí donde los ejecutivos se toman una pinta de cerveza después de haber visto pasar por sus manos miles de millones de dólares en algunos casos. Si vuestro bolsillo os lo permite podéis acercaros a cenar a Delmonicos. Un precioso restaurante muy de moda entre la clase pudiente neoyorkina del siglo XIX...cuanto estéis dentro, cerrad los ojos. Seguro que entonces podréis trasladaros en el tiempo a una época muy lejana