No hay viaje más largo, ni que reporte mayor felicidad que aquel que os traigo hoy. Es un viaje al pasado, a la niñez y a la felicidad. Un viaje al personaje que más sonrisas dibuja en grandes y pequeños de todas las edades, y el que más adeptos incondicionales suma a lo largo y ancho del planeta. Hoy nos vamos hasta Laponia finlandesa a visitar la casa de Papá Noel su guarida particular y el lugar en el que descansa los 364 días que no trabaja al año. Si estás pensando en tu próximo viaje navideño, no lo dudes…¿Nos acompañas?
Santa Claus se ha establecido en Rovaniemi, una pequeña ciudad lapona que roza el Círculo Polar Ártico (cuya línea, por cierto, podréis jugar a saltar si no ha nevado y se deja ver en el suelo), donde recibe cada año a millones de visitantes. Concertad cita si no queréis esperar interminables colas, más largas conforme se acerca el mes de diciembre. El encuentro con los más pequeños es siempre mágico, pero aunque no lo sospechéis, atención porque los más mayores sentiréis aflorar de golpe esa parte inocente y nostálgica que todavía perdura en el fondo de vosotros.
El muro de personajes ilustres que han atravesado el mismo camino que vosotros es inmenso: no hay estrella del rock, político o famoso que haya pisado Finlandia y que no se haya animado a ver en persona al inmenso Papá Noel que habita entre renos y regala sonrisas y abrazos por doquier. La primera que lo hizo fue la señora Roosevelt, a la que en el fondo debemos esta particular experiencia. Ella cruzó un océano y quiso llegar hasta Finlandia por que había sido un país especialmente castigado durante la Gran Guerra. Por ella construyeron una casita en la que Santa Claus pudiera recibirla y desde entonces ya son millones de personas las que cada año repiten la misma tradición, aunque la casa en cuestión no es exactamente la misma y ha crecido ya mucho.
Convertirse en un personaje tan entrañable no es fácil…Lleva su tiempo y exige sus conocimientos, por eso hay un especie de escuela universitaria que intenta dotar de discurso uniforme a todos los hombres que quieren convertirse, aunque sea a tiempo parcial en ‘Joulupukki’, que así se dice en finés…¿O es que acaso creéis que es fácil responder a las incesantes preguntas de los niños de toda raza y condición?. ¿Cómo lo haces para repartir tan rápido?, ¿dónde están tus renos?,¿cómo sabes cómo me he portado?...Y millones más de ocurrencias que atender en un instante.
Bueno, y tras mucha espera, la noche casi sin dormir y los niños más que excitados, llega el gran momento…¡Aquí está nuestro ídolo de masas!. Da igual si sois pequeños u adultos, veréis cómo en algún momento vuestro carácter cambia y os atrevéis a pedir algo que vuestro ‘yo-diminuto’ sigue esperando. Yo confieso que le llevé mi lista particular de deseos. No eran materiales, tenían que ver con personas que para mi son auténticos tesoros y que he tenido miedo de perder porque han estado enfermas. Ese miedo es siempre más grande que el ridículo así que allí me planté yo con mi lista y mi sonrisa a pedirle a Papá Noel que fuera generoso…¡Y ahora que ha pasado algo el tiempo he de deciros que lo fue!
Tras algunos achuchones y unos cuantos saludos en español (se los sabe yo creo que en todas las lenguas del mundo), nos marchamos con una sensación de euforia igual que si hubiéramos corrido la San Silvestre Vallecana…¿Hay quién dé más?. El complejo tiene restaurantes y tiendas para que compréis regalos a toda la familia si así lo deseáis, aunque el sitio más singular es su oficina de correos, un espacio en el que se puede ver a los elfos trabajando y ordenando las cartas que llegarán a todas las partes del mundo. El matasellos es único y existe la posibilidad de dejar encargada una postal que se echará al correo coincidiendo con las celebraciones navideñas a la dirección que elijáis…
Hay un encuentro más intimo con Santa Klaus, más en ‘la distancia corta’, que os merece la pena ya que estáis aquí…Se trata de una cena con ‘Joulupukki’ y su mujer ‘Joulumori’. Llegaréis al anochecer, para tener todavía un momento para jugar en los alrededores nevados. Esa naturaleza tan exultante que preside toda Laponia es el elixir de energía y felicidad más potente que se pueda nunca tomar. Al entrar encontraréis una fabulosa mesa preparada para un banquete a base de especialidades locales…Y al final de la velada, ¡el encuentro estrella!…Os aseguro que es una experiencia inolvidable que ni vosotros, ni vuestros hijos olvidaréis nunca. ¡A por ella!.
Os recuerdo que ‘Catai’ es un operador español especializado en Finlandia, entre otros países europeos, y con muchos años de experiencia en el sector, así que es fácil decir que quedaréis encantados con el servicio. Tienen incluso catálogos de avistamiento de Auroras Boreales. Pero atención porque no se puede contratar por internet. En cualquier agencia de viajes os lo harán sin problema. La compañía del país ‘Finnair’ si sumamos los trayectos desde Alicante y Málaga. Después de un corto vuelo interno os presentaréis en Laponia en un abrir y cerrar de ojos.