Viaje por el Japón desconocido y misterioso IV: monjes y héroes de Fukui
Pocos sabrán colocar en el mapa de Japón esta Prefectura ubicada a un par de horas de la capital. Pero puede ser buena carta de presentación decir que es la que más templos Zen atesora en todo el país. Son muchos y de larga tradición, así que hoy os llevo a dar un paseo por esta disciplina del Budismo tan de moda para conectarse con uno mismo y evadirse de la tormenta cotidiana…
Y nada mejor para introducirse en el budismo que experimentar una clase de Zazen con un monje de verdad. Uno de los santuarios más reputados de la región es el Daianzen-ji, fundado en el siglo XVII por Mitsumichi Matsudaira, uno de los Señores de Fukui y ligado siempre a esta poderosa familia que gobernó el lugar durante 260 años y está enterrada en las inmediaciones del reciento sagrado. Pues en este Templo, y siempre con reserva previa, hay posibilidad de vivir una experiencia de meditación Zen ligada a la escuela de Rinzai, una de las 3 ramas del budismo existentes en Japón. Os recibirá un religioso, os hará una breve introducción y os hablará de los preceptos más importantes para que la meditación surta efecto.
Os advierto que poder hablar e interactuar con un monje budista, un hombre que dedica su vida a explorar las posibilidades humanas de la meditación, es toda una experiencia en si misma!!!!...Lo primero, una hoja a modo de introducción para saber de qué estamos hablando exactamente, algo muy útil para un occidental casi analfabeto en esta religión. Incluso en estos momentos de espera el ambiente es calmado. Esa paz lo impregna todo y es tan grande que se transmite por toda la habitación. Se oye volar un insecto y hasta cuando alguien quiere preguntar acaba susurrando. El tiempo es el mayor enemigo de la meditación Zazen. Corre sin piedad a pesar de que desconectar de nuestras preocupaciones y problemas es lento…Piernas cruzadas, manos en posición(una protegiendo a la otra como en la foto) y máxima concentración…en la nada. Se trata de descargar la mente, de liberarla de lo exterior. De alcanzar ese estado en el que el vacío mental, la pesadez de cuerpo y la ligereza de espíritu lo invaden todo.
En Fukui descubrí hombres que te ayudan a conectar con el cielo y a otros que te ayudan a no pasar al más allá antes de tiempo. La historia de Chiune Sugihara es lo que cualquier titular de prensa describiría como el ‘Oscar Schindler japonés’. Nacido en el seno de una familia acomodada, su padre era médico, se convirtió en Diplomático iniciando una carrera que al principio no era muy del gusto de la familia que hubiera preferido que el joven siguiera la trayectoria del progenitor. Sugihara tomó siempre sus propias decisiones. Primero se licenció en literatura inglesa, después consiguió una beca en el extranjero y acabó aprendiendo ruso y alemán antes de convertirse en el Delegado japonés para los asuntos soviéticos. En 1939 obtuvo el puesto que colocó su nombre en la historia: fue nombrado cónsul en Kuanas, la ciudad que hacía las veces de capital de Lituania, y un punto intermedio entre la Alemania Nazi y la Rusia Comunista.
Desde allí, y aunque su gobierno se negó, expidió por cuenta propia al menos 6.000 visas a judíos polacos perseguidos. Chiune Sugihara, el hijo del médico rural entendió a la perfección la emergencia de la situación y junto a su mujer se dedicó a firmar visas durante 29 días seguidos. El puerto japonés al que llegaban todos estos refugiados judíos es el de Tsuruga, en Fukui, lugar donde hoy se levanta un museo recordando la hazaña de este héroe local…Relojes, bolsos, maletas, lo más impresionantes son los objetos de mujeres y hombres que escaparon por los pelos de la persecución nazi. Personas que pudieron empeñar lo poco que tenían consigo para poder comenzar una nueva vida.
La desobediencia de Sugihara le costó cara. A él y a su familia. Tuvo que comenzar de cero vendiendo libros puerta por puerta. Pero su valor, su fuerza y su conducta salvó la vida a tanta gente que hoy todavía es un recordatorio de lo mejor del ser humano, incluso entre los horrores más tremendos.
HOKURIKU ARCH PASS
Toda la Prefectura está bien comunicada, pero si llegáis desde Tokio o Kyoto probad el Hokuriku Arch Pass, un abono que os permitirá llegar a ciudades como Nagano, Itoigawa, Toyama y Fukui, todas las más importantes del arco central, por un precio más que razonable. Con este pase también podréis probar el famoso tren bala que conecta las principales ciudades del país en tiempo récord.