Y por eso dicen que cuando los marineros pasaban frente a sus costas disparaban cañones en honor de los corsarios que surcaron estos mares. Hoy ya no hay piratas, por lo menos como los tradicionales, pero lo que sí ha quedado es la singularidad de este pueblo tunecino, uno de los más turísticos de todo el país y lugar imprescindible de peregrinación si se aterriza en la capital.
Digo imprescindible porque por da igual cuántas veces lo visites, sigue siendo un lugar mágico en el que se siente una energía especial. Os sonará de las fotografías de los folletes…Pocos lugares tienen una estética tan mediterránea y atrayente… Sidi Bou Said está pintado de blanco y azul y parece un lugar de cuento, una fantasía africana salida de algún libro.
Sus enormes buganvillas y sus geranios cuelgan de cualquier puerta anunciando el patio que esconden dentro. Perderos por las calles adyacentes que os descubrirán escenas cotidianas del ama de casa tunecina al lado de los turistas que buscan la mejor fotografía. El pueblo se estructura en torno a la mezquita y a la ermita del santo sufí del siglo XIII que sigue estando muy presente en la vida del lugar. Su arquitectura es diferente a la que se ve en el resto del país…
Quizá porque es el producto de una mezcla de estilos: otomano, andalusí y también español…Aunque fueron los franceses durante la ocupación los que le calificaron como enclave protegido en 1915 en un intento de potenciar los rasgos más occidentales que de un país en el que se sintieron extraños…
En cualquier caso, esa fue una de las razones que explican su línea cromática y sus tonos, blanco y azul, inspirados en los que ya se veían en Santorini. El punto neurálgico del lugar es una plaza adoquinada llena de cafés, pastelerías y tiendas. En lo alto se encuentra el famoso ‘café des nattes’ en el que pasaban las horas muertas todos los pintores y artistas que en algún momento se instalaron aquí…y fueron muchos: Paul Klee, Louis Moilliet, August Macke, André Gide, Michel Foucault, Edith Sitwell, etc, etc…Aprovechad y haced lo mismo…tomaron un té de piñones mientras veis pasar los visitantes desde esa privilegiada atalaya que es la terraza del café.
Es uno de los rituales que os hará sentiros importante y en conexión con otros viajeros como vosotros que han disfrutado del lugar…El otro ritual que no se pierde ninguno de los famosos que pisan Sidi Bou Said es una buena comida en ‘Au Bon Vieux Temps’, un restaurante con platos bien elaborados que ha visto en su mesa a Julie Gayet, Rachida Dati, Fanny Ardant, La Princesa de Tailandia, Claudia Cardinale, Patrick Bruel, Nicolas Sarkozy y Carla Bruni y varios senadores norteamericanos como McCain y Lieberman, entre un largo etcétera…Si tenéis intención de ir hay que reservar con antelación…
CÓMO IR:
…Visitar Túnez es sólo proponérselo porque Tunisair os ofrece este verano hasta 10 vuelos semanales directos con la capital. 4 salidas desde Madrid y 6 desde Barcelona. Su tarifa además incluye un catering caliente, algo que ya muy pocas compañías ofrecen. Aprovechad la oportunidad.