Puede parecer exagerado, pero el mejor museo no es aquel que tiene las mejores obras, si no aquel que las exhibe en un entorno propicio para hacerlas todavía más inolvidables. Ese es el caso del museo Beyeler de Basilea, una de las pinacotecas privadas más importante del mundo y desde luego la más visitada de toda Suiza. Beyeler fue uno de los galeristas de arte más influyentes del siglo XX, entre otras cosas fundador de Art Basel, a día de hoy la feria de Arte más importante del mundo…Y fue él quien eligió a otro hombre ‘fundamental’ de su generación, el arquitecto genovés Renzo Piano, para dar forma al edificio en el que se iban a recopilar y exhibir el arte y el sueño de 50 años de trabajo …Hoy nos paseamos por un lugar absolutamente exquisito por el continente y por el contenido…Y si alguien no me cree, ¡seguidme!...Entramos en la Fundación Beyeler…
…Y entrar en ella supone traspasar las verjas y encontrarse con un jardín lleno de esculturas y de recovecos preparados para el visitante…Al aproximarse al edificio principal la atención se centra en unos grandes ventanales que a modo de aperitivo permiten, aunque sea de manera velada, ver alguna de las fabulosas obras que dentro nos esperan: Monet, Cézanne, Van Gogh, Miró, Matisse, Klee, Rothko, Mondrian, Kandinsky, Picasso,…¿Sigo?...La lista de ‘imprescindibles’ es muy larga porque si algo hizo bien Beyeler ha sido reunirles a todos entre unos pocos muros…Aquí están los más grandes pintores de su tiempo y algunas de las obras que mejor les retratan
Aunque si hay una pintura que revoluciona las pulsaciones por su esencia, su fuerza y su ubicación esa es ‘Nymphéas’ de Monet, un espectacular tríptico de ‘nueeeeeve’ metros de largo. Toda la sala está puesta a su disposición: el lienzo, colocado en una pared en blanco; frente a él, un sofá de casi la misma longitud; y a la izquierda un enorme ventanal por el que entra la luz natural y por el que se ve el cuidado parque que rodea el edificio…Es el lugar perfecto para instalarse toda la mañana, para quedarse absorto contemplando una obra que puede llegar a ser hipnótica.
Claro que si algo tiene el museo son creaciones compradas tras una intensa relación entre galerista y artista. Dicen que Beyeler tenía una extraordinaria capacidad para relacionarse con los autores. Que se pasaba horas con ellos en sus estudios, viéndoles trabajar e incluso eligiendo personalmente las obras que adquiría. Eso, por ejemplo, lo hacía a menudo con Picasso, un hombre arisco y huraño por naturaleza que no permitía que nadie se inmiscuyera en su mundo privado. Ernst Beyeler conoció a muchos de los genios cuyas obras vemos aquí en persona porque los buscó, los trató y los valoró cuando muy pocos lo hacían.
Un empujón importante se produjo en 1959 cuando compró la colección completa del banquero y magnate del acero de Pittsburgh, David Thompson. Fue en el último minuto, o más bien en el tiempo de descuento, depende de cómo se mire, porque el empresario claudicó cuando Beyeler estaba en el taxi camino al aeropuerto. Cuando el acuerdo se daba por cerrado y sólo faltaban eso que se llama flecos, el millonario exigió que le vendiera un cuadro de Picasso: ‘Mujer’ de la época de ‘Las señoritas de Avignon’. ‘No puede ser’, le respondió el suizo, ‘es el cuadro favorito de mi mujer, me costaría el divorcio’.
Y eso era algo por lo que no iba a pasar…Ernst y Hildy Beyeler fueron una de esas parejas que no hacían casi nada por separado, que vivieron 2 vidas como que fueran una y que no sobrevivieron a la muerte del otro mucho tiempo. Aunque él fue quién estudió económicas e historia del arte antes de comenzar su carrera, dicen que la opinión de Hildy era definitiva a la hora de adquirir una obra. Su apoyo fue siempre incondicional, incluso en los momentos más duros, como cuando tuvieron que hipotecarse para comprar obras que no sabían muy bien cómo iban a funcionar en el mercado.
Porque Ernst Beyeler buscaba arte hasta en hoteles de ‘mala muerte’ donde llegó a ser conocido por los conserjes que veían cada día a un señor que se colocaba en el vestíbulo mirando durante horas una pintura que ellos veían todos los días. Ese fue el hombre que levantó esta fundación y amasó una colección de arte que hoy no tiene precio y que merece en sí misma una visita a Basilea. El Beyeler es uno de los museos más bonitos del mundo. Sé que es una afirmación contundente que puede resultar exagerada, pero no lo es. Porque el espíritu de un hombre que vivió por y para el arte y se rodeó de arte está todavía ahí. Y para percibirlo basta con pasearse por cualquiera de sus salas.
CÓMO LLEGAR:
Swiss os ofrece hasta 5 vuelos diarios a Zurich desde Madrid, aunque también hay salidas desde otras capitales españolas. Es una buena opción para llegar por un precio módico a la ciudad suiza más poblada. Después, el tren os lleva en menos de 2 horas hasta Basilea, una de las capitales con mayor oferta cultural de toda Europa. Si estáis dispuestos a pagar un poco más e ir en Business (es una experiencia que uno no se debe perder en la vida) recordad que Swiss ofrece una zona VIP en el aeropuerto con la barra de bar más larga de toda Europa.
Os llamará la atención la cantidad de gente que viaja en Primera Clase en el país helvético. Se ve que donde hay nivel... ¡hay nivel!