En cualquier guía pueden encontrar un sinfín de propuestas para comer y cenar en muchos establecimientos parisinos con encanto y clase. Lo que yo les propongo es un paseo por algunos lugares curiosos y diferentes de la capital. Sitios inolvidables que les ofrecerán una experiencia para no olvidar.
DESAYUNAR: EL CAFÉ DE AMÉLIE
15 Rue Lépic.
Erasé una vez un bonito y tranquilo café del barrio de Pigalle que vió cómo, de la noche a la mañana, su camarera se convertía en la protagonista de una taquillera película. Ésto es más o menos lo que les ocurrió a los dueños de la cafetería que desde entonces han visto multiplicadas exponencialmente sus ganancias. Allí trabajaba Audry Tatou cuando se hizo conocida en “Amélie” y desde ese momento el lugar se ha convertido en centro de peregrinación de turistas y curiosos. Es imposible no sentarse a la puerta y no ver a decenas de cámaras de fotos inmortalizando el lugar, cada vez más bohemio, en el sentido francés de la palabra.
A MEDIA MAÑANA: COMER UN HELADO EN BERTHILLON
31, Rue Saint Louis.
Se encuentra en uno de los lugares más ocultos de la conocida Rue Saint Louis, la arteria que cruza de punta a punta la céntrica isla. Se trata de una célebre heladería de París cuyo marrón glacé es imposible dejar de probar si se encuentra en el establecimiento. De todas formas, cualquier sabor es seguro que hará las delicias de su paladar. Merece la pena echar un vistazo al interior porque parece que el tiempo se ha detenido.
ALMORZAR: BOUILLON CHARTIER
7, Rue du Faubourg Montmartre.
El Boutillon Chartier es un antiguo comedor de obreros, un local de ambiente proletario del siglo XIX que está prácticamente intacto: las mesas, las lámparas, los percheros, todo recuerda a aquella época. Muchos utensilios se conservan. El interior del local tiene dos niveles. El superior se consigue con una tarima de madera, así se consigue que entren muchos más comensales. El local es grande, pero no permite hacer reservas. Lo más normal es encontrarse una gran cola en el exterior, pero no desesperen, suele avanzar rápido. La comida es casera y el menú diario asequible. Además el servicio, muy rápido.
CENAR: CREPERIE JOSSELYN
65 Rue de Montparnasse
Si usted se encuentra en Francia, es absolutamente imprescindible acudir a una “creperie”. Las hay por casi todo el país, pero hay que saber dónde meterse para disfrutar de las auténticas “crépes” y sobre todo para salir con el estómago repleto después de haberse chupado los dedos. He aquí una que ofrece gran calidad. Está en un barrio popular como es el de Montparnasse y es auténtica. A menudo, sobre todo los fines de semana hay que hacer cola en la puerta, pero les aseguramos que no olvidarán la experiencia.
DE CABARET: AU LAPIN AGILE
4 Rue des Saules
Ofrece una espectáculo de música y cabaret que se sale un poco de lo corriente en Pigalle. Por cierto, ya que se encuentra en la zona piense que en esa calle de Saules durante la Edad Media se plantaban cultivos. Hoy queda alguna reminiscencia y se pueden ver viñedos…Pigalle fue siempre transgresora y bohemia y en detalles como éste se puede ver que no ha perdido su espíritu