Si se encuentran por Vallarta y tienen tiempo, hay un pueblo mejicano, reconocido como "mágico" que recomiendo visitar si lo que se buscas es encontrar el auténtico sabor del pasado. Es un pueblo que se ha quedado detenido en el tiempo y al caminar por sus calles uno piensa que se encuentra en otra época.
No es fácil llegar. Tenéis que alquilar un vehículo o contratar una excursión porque está metido en las montañas. El camino es sinuoso y lleno de curvas pero merece la pena porque nada más poner un pie en San Sebastián del Oeste el aire cambia. Se vuelve fresco y limpio. La temperatura es muy agradable todo el año. La media está en torno a los 19 grados así que se puede decir tranquilamente que sus habitantes disfrutan de un clima ideal.
Ahora son poco más de 5.600, pero en la época de esplendor llegaron a los 20.000. Eran los tiempos de la colonia en los que las minas funcionaban a todo rendimiento. A finales del siglo XIX los trabajadores se declararon en huelga y la empresa propietaria decidió cerrarlas. Desde entonces el municipio ha ido perdiendo población poco a poco . Ahora todo es tranquiliadad.
... Un remanso de paz. Un lugar en el que puedes caminar por sus calles empedradas y no encontrarte un alma. Todos los que están se localizan en el zócalo, la plaza del pueblo. Allí se mezclan a media mañana los que “echan” un rato en la cantina y las mujeres que vienen y van haciendo las compras .
Tiendas, tabernas, soportales…se vende de todo, y “algo más”
Uno de los momentos más interesantes en mi visita a San Sebastián fue tropezarme con una “fiesta de los 15 años” . Es un ritual de iniciación social muy importante en muchos países latinoamericanos. Los padres gastan importantes cantidades de dinero para que sus hijas disfruten de éste momento. Las celebraciones a veces llegan a costar varios miles de euros.
No falta nadie: familia, amigos, vecinos…y tampoco de nada: bebida en abundancia (tequila, por supuesto), comida y hasta un grupo de mariachis que amenizan la velada. Tampoco podéis dejar de comprar si están en la zona unas buenas bolsas de café, “café de altura”.
En “la Quinta” les pueden enseñar incluso la plantación y las distintas variedades que hay .
Ya sabemos que esto va en gustos, pero además del tradicional, tienen uno con canela y chocolate absolutamente delicioso…¡Un auténtico placer de dioses!