Cómo sacar el máximo partido a la Capadocia en sólo unas horas
Su paisaje se reconoce al primer vistazo. No hay otro lugar en el mundo con las mismas colinas en forma de panal, con las mismas montañas erosionadas y con los mismos colores ocres que tiñen todo el horizonte. Capadocia es una región peculiar que bien merece sumergirse en su historia y disfrutar de su tradición varios días...Pero si el tiempo no lo permite, vamos a dar unas claves para aprovechar al máximo vuestras horas en uno de los destinos más visitados de todo Turquía.
Comenzamos por Göreme, una típica población de esta comarca, una de las más frías del país, por cierto, que hace poco era todavía un pueblo eminentemente agrícola. Hoy, junto a los tractores que trabajan la tierra, están los turistas que llegan a los curiosos hoteles-boutique excavados en las rocas. Mientras buscáis el vuestro no os extrañe encontraros con paisanos y ancianas que sentadas en la puerta ven pasar a los extranjeros sin perder ripio de lo que hacen.
En lo alto de Göreme existe un mirador en el que si tenéis suerte podéis vivir momentos inolvidables. A última hora de la tarde, cuando se marcha el sol y las luces comienzan a encenderse, la llamada a la oración resuena en todo el valle mientras la luz ilumina los tostados de los montículos. La sensación es igual de intensa si decidís levantaros pronto. Al amanecer ya hay decenas de globos multicolor surcando el cielo. No exagero, yo conté al menos 50 ‘balloon’ repletos de pasajeros, la mayoría asiáticos, que disparan cámara en mano mientras los lugareños observan extasiados la escena. La Capadocia, ‘la tierra de los caballos bellos’ en persa, es un lugar irreal que con sus formaciones de piedra calcárea recuerda a los paisajes lunares de las películas. Ese es quizá uno de los secretos de esta región inolvidable.
MUSEO AL AIRE LIBRE DE GÖREME
Es imprescindible en toda visita aunque sea apresurada ya que fue Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de un enorme complejo monástico bizantino en el que se albergaron decenas de monjes ya que esta región fue uno de los principales refugios de los cristianos al ser perseguidos.
Excavadas en las rocas encontraréis multitud de estancias: capillas, iglesias, biblioteca ,celdas, refectorios, cocinas, despensas, almacenes…Todo lo que los religiosos necesitaban lo esculpieron y nos lo dejaron como herencia artística. Hombres y mujeres, eso sí, dormían por separado. Desde el siglo XVII este magnífico lugar recibe gran cantidad de peregrinos maravillados con las pinturas al fresco de su interior. Una de las capillas más visitadas es la de San Basilio, Aziz Basil Sapeli, dedicada a este santo que goza de gran devoción en Turquía. Se reconoce porque a la izquierda de la nave principal hay una imagen suya, y a la derecha una cruz de Malta con San Jorge, el que mató al dragón.
Otra de las estancias importantes es la llamada Iglesia de la Manzana, del siglo XII. La ‘Elmali Kilise’ es un espacio reducido pero muy impresionantes que llama la atención porque sus figuras están intactas, pero tienen los ojos destrozados. ¿ Y por qué?, pues porque los turcos creen profundamente en el ‘mal de ojo’ y en que las malas energías se proyectan a través de este órgano, así que si se eliminan, desaparece el peligro. La procedencia del nombre del santuario, de la manzana, no está nada clara, pero se piensa que o bien se debe a un manzano cercano, o a la analogía que se hace con la tierra que sostiene el Arcángel San Gabriel de la tercera cúpula. De ninguna de ellas os puedo poner fotografía porque no se permiten para no deteriorar las obras. Disfrutad también con la capilla de Santa Bárbara, del siglo XI, esculpida por soldados bizantinos en honor a su santa, maravillaros con la iglesia de la Serpiente, también conocida como la de San Onofre, y contemplad la de Santa Catalina o la de las Sandalias, nombre debido a las huellas marcadas en el suelo representando las últimas pisadas de Cristo antes de subir al cielo.
El museo al Aire Libre de Göreme es grande y da para una mañana entera si la visita también incluye algún sendero para alcanzar el Valle de las Rosas o los caminos que llevan hasta la Iglesia Escondida o la del Espejo. Tras esta visita al aire libre vamos a hacer una pausa para explorar un maravilloso taller de cerámica. ‘Kapadokya Seramik’ es una pequeña empresa familiar que lleva 6 generaciones creando fabulosas piezas de cerámica. Los Ozderin hacen de todo, pero su obra más popular es una vasija utilizada como decantador de vino que ya era utilizada por los hititas hace 4.000 años. Su curiosa forma permite que la luz pase a través de un agujero, lo que daba a la bebida el ‘halo’ de sagrada.
Los colores tienen su significado. El azul es el más caro porque es el más difícil de conseguir y representa al dios del cielo que los antiguos adoraban. También encontraréis con frecuencia en la cerámica el tulipán turco que representa al país otomano, porque resulta que los holandeses se la llevaron de aquí.
EL VALLE DE LOS MONJES, DE LA IMAGINACIÓN
Seguimos buscando formas excepcionales en la naturaleza, ahora en ‘Pasabagi’ un mar infinito de chimeneas de hadas elevadas varios metros sobre el suelo. El también llamado valle de los monjes se dibuja con piedras esculpidas debido a la erosión de los siglos y una parte superior algo más resistente y formada por basalto. Fueron empleadas como viviendas por grupos de ermitaños y la leyenda asegura incluso que San Simeón eligió el lugar para retirarse a una vida de contemplación y penitencia. Detrás de él llegaron numerosos seguidores que querían imitar al maestro y vivir en la tranquilidad y la fe.
Seguimos buscando animales en otro Valle, el de Devrent, donde hay que preparar bien la vista para detectar bichos. Si la imaginación se tiene a punto aparecerán por doquier, os lo aseguro. Hay camellos, tiburones, delfines, lagartos, águilas, cerdos y hasta murciélagos. ¡Tenéis que encontrarlos! En el capítulo de los humanos hay que echarle más de ingenio porque hay quién asegura ver a la Reina Isabel de Inglaterra y hasta a la misma Virgen María…¡Vosotros mismos!...
Una última parada antes de marcharnos de compras, en Uchisar conocida por sus viviendas trogloditas y por una estructura denominada Kale, Castillo. Recibe este nombre por su característica cresta en forma de dos picos triangulares, cercada por otro dos más pequeños que recuerdan a los torreones. Y ahora ya sí, nos vamos a un centro artesanal a deslumbrarnos con la belleza de las piedras preciosas y semipreciosas que guardan…
En realidad nos vale cualquiera que tenga un mínimo de calidad, éste es uno de ellos. Hay dos piedras que merecen que las echemos un vistazo. En primer lugar la turquesa, preciosa gema que debe su nombre al país en el que se comerciaba con ellas y en el que se podía encontrar algunas piezas de especial calidad…Aunque es un mineral raro de formación desértica, ha sido considerado muy valioso desde la antigüedad. Las turquesas turcas suelen ser de un azul intenso, la tonalidad más apreciada de todas entre la enorme gama que se encuentra en el mercado.
Así que ya sabéis, si encontráis alguna baratija que os satisfaga, las otomanas son inversiones seguras. Otra joya de especial valor que solo encontraréis en la Capadocia es la ‘zultanita’ o sultanita. Su nombre es un homenaje a los 36 sultanes que han gobernado el Imperio Otomano y su única mina se halla a 4.000 pies sobre el nivel del mar. Pero lo que más la define, lo que la hace inolvidable es su cambio de color dependiendo de la luz. Puede ser amarilla, verde, frambuesa, caqui, rosa, marrón o púrpura… Y todos esos matices los podréis contemplar en apenas unos segundos. Es una piedra tan peculiar que algunas estrellas de Hollywood se han decantado por ella para lucirla en los Oscar, el gran escaparate cinematográfico del año.
Si la encontráis en vuestro camino, si de repente una maravillosa sultanita se cruza en vuestra vida, probárosla. ¡Comprobaréis que es fascinante, y que tiene un precio más asequible de lo que parece!. Después de un día tan intenso despedimos nuestro viaje exprés en Capadocia con una fantástica cena en ‘Yasar Baba Restaurant’, lugar en el que mientras os sirven buenos manjares, podréis ver a un cuerpo de baile completo interpretando danzas tradicionales. Puede ser una buena ocasión para acercaros, aunque sea de refilón, a la cultura y tradición de esta región que a lo largo de los siglos ha atraído incansablemente a viajeros de todo el mundo. Si os dejáis llevar os divertiréis de lo lindo.
TURKISH AIRLINES
La mejor manera de viajar a Turquía es la compañía de bandera del país. Turkish tiene 14 frecuencias semanales entre Estambul y Madrid, 28 con Barcelona, 10 con Málaga, 7 con Valencia y 5 con Bilbao. Conexiones frecuentes que demuestran el interés creciente que genera en España el país de los sultanes.