Moser, el cristal de los Reyes

telecinco.es 23/10/2016 04:00

Sus copas faltan en pocas Casas Reales del mundo. Han bebido en ellas desde la Reina Isabel II al Emperador Akihito pasando por los Monarcas de Noruega, Jordania o Arabia Saudí. El Rey Felipe VI brindó con ellas en su boda. Moser se ha convertido en la marca de referencia del Cristal de Lujo en la República Checa. Cada pieza es la expresión del trabajo manual de expertos vidrieros, pulidores y talladores que han perfeccionado su técnica en más de siglo y medio de existencia…Hoy nos paseamos por una de las fábricas de cristal más exquisitas y longevas de Europa. ¿Me acompañas?

Está cerca de Karlovy Vary, quizá la más conocida de las ciudades balnearias checas. Fue al calor de las grandes fortunas que habitualmente visitaban la ciudad para tratarse con sus aguas termales donde nace ese Imperio cuyos cimientos levanta Ludwig Moser. La marca cuenta hoy con más de 300 empleados y exporta al extranjero más del 50% de su producción, así que vamos a adentrarnos en su universo. Lo que ha hecho famosa universalmente a esta firma de cristal de lujo es su pionero pulido a mano y sobre todo su tallado artesanal. Y eso es precisamente lo que se ve en la exposición por la que se pasa antes de entrar en la fábrica: su trayectoria de los más de 150 años de existencia y sus colecciones de copas, jarrones y vasos con nombres que hacen alusión a la categoría de las personalidades que las han usado: Lady Hamilton, Splendid, Cromwell, Maharani…

Cada pieza lleva un trabajo exhaustivo en el que participan varios artesanos, entre ellos el maestro soplador y el tallador, que en este entorno gozan de un reconocimiento comparable al de figuras consagradas de la literatura o la música. En sus manos está el valor desorbitado que pueden tener algunos objetos. Por ejemplo, la copa más cara que fabrican en Moser llega a 800 euros la unidad. ¿Por qué?, os preguntaréis; pues porque su tallado es tan difícil que para acabarlo completamente hay que romper muchas otras. Tantas que el precio se dispara hasta ese precio con el que se puede vivir casi un mes entero…

Los hornos no descansan. Su temperatura ronda los 1200 grados. Por las mañanas se hacen las copas; conforme avanza el día, las piezas más grandes. Por la tarde se prepara la masa que al día siguiente van a utilizar los maestros vidrieros, y en ese momento se mezcla las sustancias necesarias para dar color al cristal. Uranio para el amarillo, dióxido de manganeso para producir morado, potasa para conseguir azul y así una larga lista de productos químicos que producen las tonalidades deseadas.

Cada equipo de trabajo lo forman 3 personas. Ellas mismas se van pasando la vara del cristal soplado para conseguir las formas más sorprendentes...Se trata de un trabajo complicado para que el que hacen falta años de práctica, en algunos casos más de 10. El maestro es el responsable del trabajo final, de que el tamaño sea el correcto, la forma la perfecta…El lujo del producto está en sus manos, por eso la fábrica ha puesto en marcha una escuela propia en la que enseñan a crear vidrio a los más jóvenes. Buena idea porque así moldean a sus trabajadores a su imagen y semejanza…Combinan la teoría con la práctica constante y de esta forma los futuros maestros entran en el oficio desde abajo, conociendo y trabajando en cada uno de los puestos de la cadena.

La mayoría son hombres… Hay alguna mujer, pero no muchas, la verdad…Al igual que está ocurriendo en el resto de los sectores, irán entrando poco a poco y de esta forma seguro que se impone otra manera de hacer las cosas, sin tanta fuerza, pero con la misma profesionalidad. Caminar por los hornos de producción es un paseo increíble. Se parece a caminar por el infierno, pero un infierno en el que de repente, y casi de la nada, surgen de bolas de fuego obras maravillosas. Su apariencia es frágil, pero ya sabemos que son más duraderas que muchas personas. Estaría horas y horas mirando cómo trabajan los sopladores de vidrio. ¡Quién lo iba a decir pero ver cómo se crea cristal tiene algo de hipnótico! Y algo también de milagroso, sobre todo cuando pasas a la tienda, otro espacio en el que una se podría pasar ya no horas, sino días…

Aquí se exhiben todos los productos de la firma, productos que se remontan algunos a los diseños que se proyectaron hace 160 años. Por ejemplo, el hijo del fundador creó una colección de copas que hoy todavía se pueden adquirir, a un precio, eso sí, nada módico. El secreto de Moser está en su mezcla de tradición y modernidad porque junto a las piezas más clásicas están las concebidas recientemente por su actual director de arte, Lukás Jaburek, un chico que aparenta menos de 40 años y que lleva rastas de colores, con eso lo digo todo.

Él y todo su equipo son los responsables de las piezas más innovadoras, más sorprendentes y más llenas de color. Ahí tenéis por ejemplo ‘Rio’, jarrones inspirados en las formas de la playa de Copacabana o ‘Tangram’ creado a partir de las líneas del antiguo juego chino del mismo nombre. Y aquí lo dejo porque podría seguir mucho más. Entrar en el mundo del cristal es entrar en un Universo envolvente y fascinante. Solo hay que dar el primer paso…después el camino se anda casi solo.