Wieliczka, mucho más que unas minas de sal
Las minas de Sal de Wieliczka no son unas minas cualquiera. Incluidas en la Primera lista de Monumentos de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1978, hace ya varias décadas que gozan de una protección especial. En el siglo XVIII fue uno de los primeros lugares que tuvo turismo en el sentido actual del término. Hoy te invito a dar un paseo por una mina recomendada para curarse de enfermedades respiratorias, aunque su lista de espera más larga es para casarse en la capilla de Santa Kinga. ¿Quieres verla? Acompañamé
Comenzar la visita a Wieliczka es descender pisos y pisos…Parece que nunca se va a acabar de bajar, pero tras 54 plantas y 380 escalones, estamos listos para el paseo a muchos metros bajo tierra que durará cerca de 3 horas. Que nadie se entusiasme porque a pesar del esfuerzo, Mónika, mi guía, me asegura que solo hemos quemado 200 calorías. Tendremos que hacer más méritos para no llegar con algún michelín después de haber disfrutado durante todo el viaje de las exquisiteces de la cocina polaca.
En cualquier caso durante este tiempo algo de ejercicio nos va tocar hacer porque el paseo incluye 22 cámaras que abarcan hasta 2 kilómetros… Atravesaremos habitaciones, capillas, lagos subterráneos…Todo en un continuo subir y bajar entre sal pura y veteada que hará que respiremos en un ambiente salino como si hubiéramos estado toda una mañana paseando a orillas del mar. ¿Qué os parece?. Los beneficios del mar, sin el perjuicio de la humedad…Es buen comienzo.
La mina se formó hace casi 14 millones de años con la cristalización de la sal diluida en el agua del mar. Wieliczka se explota desde tiempo inmemorial y de forma continua desde la Edad Media hasta el año 1996. Ha sido un centro económico tan importante que surgió la curiosidad y las ganas de conocerlo ya en el siglo XV. Aunque las turistas de forma organizada no llegaron hasta finales del siglo XVIII. La entrada entonces era otra. La que veis aquí abajo. Es la actual cámara de Michalowice.
Tiene 30 metros de altura y grandes refuerzos de madera que sostienen toda la estructura. Las señoras de alta alcurnia descendían por esta escalera mientras explotaban fuegos artificiales fríos y tocaba una orquesta. El recorrido duraba ni más ni menos que 6 horas, abarcaba 8 kilómetros, y costaba lo mismo que un abrigo de visón, así que el ‘capricho’ era apto para pocos bolsillos.
La época ha cambiado sustancialmente, pero no así el recorrido. Pasaréis por una enorme sucesión de cámaras en las que lo primero que llama la atención es la cantidad de puertas que se abren y se cierran por motivos de seguridad Atención al blanco de las paredes. Los mineros utilizaban luz de candil, por lo que con este color la luminosidad de los túneles se multiplicaba.
Dentro de la mina estaréis rodeados de 7,5 millones de metros cúbicos de sal. 240 kilómetros de galerías subterráneos de los que , no os asustéis, solo visitaréis un 1%. Los espacios son amplios incluso cuando estéis a su mayor profundidad, 135 metros. Y están llenos de vigas de madera que impiden el derrumbe, la mayoría de ellas, de pino, un material muy dúctil. No os extrañará que en toda la instalación haya 1 millón de metros cúbicos de madera, lo que ha hecho desaparecer muchos de los bosques de la zona.
Las estatuas de sal que dan nombre a las cámara son todas realizadas por los mineros que han trabajado aquí. Se trata de pequeñas-grandes obras de arte de gente que sin mucha formación artística ha rendido su tributo a importantes personajes de la historia de Polonia: Copérnico, Casimiro El grande, Pilsudski, considerado el padre la Patria Polaca…
Durante el recorrido también podréis ver cómo se extraía el preciado alimento en siglos pasados. Los caballos eran muy importante en ese tiempo. Aquí llegaron a dormir hasta 120 equinos que se utilizaban para cargar mochilas, trineos y demás equipamiento. Estaban muy bien tratados por los obreros que sabían que en caso contrario podían ser despedidos. Los trabajadores de Wieliczka fueron siempre hombres libres que tenían un trabajo peligroso, pero bien pagado. Se les retribuía en especie, con sal, de donde viene el nombre de ‘salario’. El condimento era muy preciado en la antigüedad y permitía a los poderosos empezar guerras y disfrutar de mucha riqueza…Y hablando de poderosos…La sal pura, es trasparente. Antiguamente solo se encontraba la blanca, la que ahora consumimos, en la mesa de los Reyes, así que podemos decir que hoy comemos más que como marqueses, como auténticos monarcas. La sal pura es trasparente y también muy dura.
Casi sin daros cuenta os encontraréis en el lugar más famoso de todo el subsuelo, la capilla de Santa Kinga. ¿Quién era esta mujer?: una princesa húngara que se había enamorado de un príncipe polaco, Bolesov, ‘el tímido’. Ante su inminente boda, su padre quiso darle una dote que ella rechazó. Tiró su anillo a una mina y se puso en camino para buscar a su novio. Al llegar pidió que se abriera un pozo y allí se encontró el mismo anillo que ella había rechazado. Santa Kinga se casó, pero nunca tuvo relaciones íntimas con su marido. Al morir éste se metió monja y hoy preside esta espectacular capilla en Wieliczka, un lugar en el que hasta las lámparas, que compiten en esplendor con las Murano, son de sal.
La acústica del lugar es excepcional y doy fe de ello porque estando allí llegó un coro que se puso a cantar de manera improvisada y fue un momento realmente inolvidable. Todos nos detuvimos para escuchar el delicado sonido que transporta a otro mundo más cerca del cielo que del subsuelo donde nos encontramos. Las obras de este espacio en particular duraron 70 años y fueron realizadas por varios obreros autodidactas cuyos nombres son desconocidos para el gran público, aunque se trata de artistas en toda regla. Ellos se atrevieron a emular a genios como Leonardo Da Vinci del que reprodujeron su famoso cuadro de ‘La Última Cena’.
Lo veréis a la izquierda del altar. Tiene solo 17 centímetros de grosor, pero la profundidad que consigue es asombrosa. Se siguen celebrando misas todas las semanas, concretamente los domingos a las 7.30 de la mañana. Aunque la mayor afluencia de gente se produce en los conciertos de verano y, como no, en las bodas. Me cuentan que es tradicional casarse frente a Santa Kinga y que la cola de novios que desean hacerlo es interminable. No puedo siquiera imaginarme cómo se puede disfrutar de un día tan especial bajo tierra, pero esto demuestra hasta que punto la mina forma parte de la cultura y de la tradición más íntima de Wieliczka y de toda la Región.
El lugar goza todavía de más récords, sus lagos tienen una concentración de sal superior a la del mar muerto y en una de sus galerías se logró el mayor salto de puenting bajo tierra…Es en la cámara Staszic de 50 metros de altura. Llevamos todo el post hablando de sal, así que no podéis marcharos de allí sin haber comprado alguno de los productos que os ofrecen con el cloruro de sodio local. Encontraréis desde pequeñas esculturas hasta lámparas salinas, sales de baño y por supuesto, condimento para la comida.
Cualquiera de sus formatos es válido. Es un recuerdo de un lugar, una mina de sal, una enorme mina de sal, que puede que no volváis a visitar nunca y que os reserva una última sorpresa. Hablo del ascensor de 3 niveles que os llevará a velocidad de vértigo a la superficie. De 135 metros de profundidad al nivel 0 en apenas unos segundos…Os sentiréis como auténticos mineros deseando de ver la superficie después de una larga jornada de trabajo.
Wieliczka es tan completo que tiene hasta un sanatorio en el tercer nivel en el que los pacientes pueden ingresar para respirar el aire cargado de cloruro de sodio del lugar. Está especialmente recomendado para pacientes con enfermedades respiratorias o de asma. El ministerio de Sanidad Polaco a veces receta jornadas de internamiento ya que media hora en cualquiera de sus habitaciones equivale a un día entero de playa. Pero también se puede ir de forma particular. A quién le interese aquí está la web para consultar precios y disponibilidad.
El lugar está recomendado por la oficina nacional de turismo Polaco y tiene además otra ventaja. Podéis elegir el guía en el idioma que queráis si lo solicitáis con tiempo: inglés, francés, ruso, alemán, polaco, español, japonés…El millón de turistas que incansablemente entran en esta vieja excavación ha hecho que pocas sean las lenguas en las que no se explica su historia. 500 guías acreditados están preparados para hacer frente a las hordas de personas, que, venidas de medio mundo, haga frío o calor; llueve o nieve están dispuestos a conduciros por los pasillos de este lugar que es mucho más que una simple mina de sal.