Place Vendöme: 'Escaparating' de lujo
La Place Vendôme atrae siempre a las grandes fortunas. Es el punto irresistible de confluencia de todo aquel que visita París con capital en el bolsillo. Un lugar que destila elegancia y refinamiento. Empezando por el emblemático Hotel Ritz donde era frecuente ver a Coco Chanel en los años 30.
A la elegante Place VendÔme se asoman siempre los escaparates de las boutiques de Alta Costura y las más exclusivas joyas, entre ellas las de Cartier. El célebre joyero abrió su primera tienda en la vecina Rue de la Paix, en 1899. Allí se acercaban nobles y personajes de la realeza. Entre sus clientas estaba la Reina Victoria Eugenia, casada ya con Alfonso XIII. La joyería Cartier sigue en el mismo sitio y sigue siendo un lugar de referencia para contemplar joyas deslumbrantes en sus escaparates. Quizá alguna de ellas las veremos muy pronto en la alfombra roja de algún festival de cine…De hecho para el común de los mortales el gran atractivo de esta plaza es el “escaparating”. A saber, el ejercicio de ir de escaparate en escaparate, mirando y alucinando un poco con la cantidad de brillantes, diamantes y piedras preciosas que abarrotan las vitrinas…El lugar ideal para soñar.
Hace un siglo los anticuarios poblaban sus muros. Pero hoy en día son los joyeros los dueños absolutos de la Plaza…Están todos los importantes que tienen proyección internacional. En una esquina se puede ver “Repossi”, la joyería en la que Dodi Al Fayed compró un anillo para la princesa Diana horas antes de morir. Pero también están Chaumet, Piaget, Buccellati, Maubossin, Audemars Piguet,…no falta ninguna marcha importante.
Si les queda tiempo para contemplar la columna central sepan que tiene 44 metros de altura y está inspirada en la de Trajano. El Monumento fue erigido por orden de Napoleón para celebrar la victoria de Austerliz y para construirla fue necesario fundir 1200 cañones capturados a los ejércitos ruso y austriaco.
Cerca de esta maravillosa plaza está la Opera Garnier. Hace no tanto era posible entrar en su interior y disfrutar de su arquitectura con una explicación muy útil de cómo había concebido el edificio el arquitecto. Hoy las explicaciones se han acabado y las visitas guiadas son contadas. Te cobran la entrada, pero todo lo que te dan es un folleto. Les aseguro que es una pena porque cuando ves el edificio con los ojos del arquitecto, cada sala tiene sentido dentro de un todo.