La domadora de animales
No sé si hay algo más difícil que capturar los animales salvajes, pero a mí desde luego no se me ocurre. La intuición me dice que tienen que ser caprichosos e imprevisibles. Qué nunca sabes cómo han amanecido ese día y que lo normal es que no se sientan muy confortables con las máquinas de fotos, esos aparatos que invaden su intimidad y sobresaltan su rutina. Pues a esta disciplina que requiere grandes dosis de paciencia y mucho talento se dedica Marina Cano, una fotógrafa que ha sido portada del National Geographic y finalista en 2015 de uno de los premios más prestigiosos de este tipo de imágenes, el ‘Wildlife Photographer of the Year’. Acaba de publicar nuevo libro, ‘Inspiración + Naturaleza’ y en él se atreve a contar todos sus secretos para trabajar…¿Quieres conocerlos?
El delicioso libro de PhotoClub es un texto con el que se divertirá cualquiera que sienta curiosidad por este mundo porque no pretende ser un curso técnico acelerado de cómo hacer una buena foto de naturaleza. Es un manual de consejos prácticos de la autora, 300 páginas en las que están las líneas básicas de todo lo que ha aprendido en sus 15 años de carrera entre bestias y animales salvajes…Por ejemplo, ¿qué hay que saber sacar todo el partido a la imagen de un, por ejemplo, elefante?... Pues aquí está. En el libro hay muchas experiencias, toda una filosofía de vida y una idea que sobrevuela constantemente lo que hace: no hay nada más importante que la emoción. Eso es lo que tiene que transmitirse en cada instantánea. Ni el equipo más moderno del mundo puede suplir este componente etéreo que hace que una foto sea mágica y perdure en nuestra retina.
Marina hace fotos especiales porque ella también es especial. Para empezar su formación es musical, de hecho hasta hace año y medio no ha abandonado definitivamente su puesto fijo de esta disciplina. Después, porque tiene una sensibilidad de artista que no siempre se encuentra en todos las personas de su oficio que pueden charlar durante horas sobre las últimas novedades de tal o cual marca, pero no tienen como prioridad la fuerza de la imagen que han tomado. Y para terminar porque tiende a romper las reglas. Ella misma explica en ‘Inspiración+Naturaleza’ que traspasar los límites a veces produce los trabajos más originales y distintos.
Nos presenta su reciente ‘bebé’ en su casa, no en su hogar familiar, si no en su otra casa, el lugar en el que se ha convertido ya el Parque de Cabárceno, en Cantábria. Llegó aquí silenciosamente, nos cuenta su director, pero no pasó desapercibida. Ahora es casi uno más de nosotros. Reconoce que aquí está horas y horas observando animales. No cree que su mérito sea la paciencia, porque se divierte tanto con lo que hace que se olvida del frío, del calor y hasta de comer…
Parece que Marina desarrolla una relación con sus modelos …Les mira directamente y hasta les habla, buscando una conexión que a veces provoca que hagan lo que ella quiere. Es una manera de domarles, de conseguir que no huyan y toleren su cercanía.
La presentación de su último libro la hace en su casa, pero no en su hogar familiar. En su otro hogar que es el parque de Cabárceno donde descubrió su vocación de fotógrafa de naturaleza y sin el que confiesa quizá no estaría hoy aquí. Hasta ahora hemos visto maravillosas fotos en todos los sentidos, que son las suyas, pero a partir de ahora vamos a ver fotos mucho más básicas, que son las mías. Están hechas con mi móvil intentando captar algún bonito momento de este entrañable paseo.
Aquí la veis con estas preciosas girafas, unos animales a los que podría estar horas observando. Son un buen ejemplo de adaptación al medio, nos dice Fernando, nuestro guía, porque su corazón de 10 kilos está a 2 metros de la pezuña y 2,5 del cerebro. Ojo con pensar que son inofensivas porque pueden matar a un León de una coz. Duermen apenas 2 horas al día en intervalos muy cortos. Siempre tienen que estar alerta.
Otros animales fascinantes mucho más peligrosos de lo que pensamos son los elefantes. Nos acercamos hasta una distancia prudencial porque Los africanos son desconfiados y huraños. No están tan adaptados al ser humano como los asiáticos, así que si algo les molesta y te tienen a mano, es fácil que te peguen un ‘trompazo’, nunca mejor dicho, del que te acordarás toda la vida. Es más, si van a por ti pueden matarte. Primero te tirarán al suelo de un golpe, después te pisotearán y para finalizar te rematarán clavándote un colmillo.
En las fotos de Marina hay elefantes. Muchos. Hay quién dice que ella escribirá su historia a golpe de disparo. Son los especímenes que se encuentra en Kenia, Namibia, Botswana, los lugares a los que siempre vuelve para hacer una media de 1000 fotos al día. ¿Pero de esas cuántas sirven?. Pues con mucha suerte, una.
Después de leer su libro y de ver sus fotos, en este corto paseo por Cabárceno intento poner en práctica alguno de sus consejos. El que más me gusta es ese que dice que lo más importante en una foto es la emoción. Yo quiero enseñaros ésta que la tomé con un Buho Real . No es buena, y confieso que me da vergüenza que la vea ella, pero a mi me gusta. Sé que el fondo quizá no está cuidado y que la luz es mejorable pero a mi me conmueve. Su sonrisa, su complicidad y también su fuerza es especial porque tras ella se intuye mano de hierro en guante de seda. Es la única manera de sobrevivir en un mundo dominado absolutamente por los hombres, pero en el que las mujeres también pueden destacar. He aquí un claro ejemplo.