La aventura del Cabo de Hornos
Sigo empeñada en llevaros a sitios remotos durante estos días de descanso que tenemos por delante. Bien sea en el Puente, que este año no es que ‘caíga’ muy bien, o en Navidad…Hay que conocer sitios inolvidables, lugares exóticos y remotos que nos hacen soñar con lo grande y diverso que es el mundo. Uno de esos viajes que hay que hacer una vez en la vida es un Crucero por la Patagonia. ¿Me acompañáis?
Ahora es el momento ideal, por la época del año y porque Australis acaba de poner en marcha nuevos trayectos que además permitirán a los viajeros embarcar y desembarcar en la misma ciudad. Hasta el momento se salía de Ushuaia, en Argentina y se llegaba a Punta Arena, en Chile, o viceversa.
Eso ya ha cambiado y se puede regresar al mismo puerto desde el que se tomó la salida. Y a partir de aquí las opciones son casi infinitas. Dos nuevas rutas amplían la oferta de los Cruceros Australis , los únicos que circulan en la Patagonia más virgen desde hace 20 años.
Si el Punto de Partida es la ciudad más austral del mundo, Ushuaia, la aventura se desarrollará por el Canal Beagle y por mítica Tierra de Fuego. Comenzará en el Fiordo Garibaldi donde se realizará una caminata a través de la selva fría patagónica subiendo hasta la base de una cascada glacial. Se me hace imposible imaginar semejante escenario. Tiene que ser emocionante y a la vez paralizante: tanto hielo con la Naturaleza reinando en todo su esplendor. En el Fiordo Pía todos los valientes que se atrevan podrán hacer una excursión hasta el mirador desde donde se puede observar el glaciar del mismo nombre cuya lengua principal se extiende desde lo alto del cordón montañoso hasta el mar.
Semejante espectáculo está reservado sólo para unos pocos privilegiados que desde su camarote ven pasar los pedruscos de hielo luminoso. El Tercer día, el Vía Australis, se adentra en el Canal Murray y la Bahía de Nassau. Ahí llega al Parque Nacional del Cabo de Hornos. Sí, el Cabo de Hornos del que se dice que es el Fin del Mundo; el Cabo de Hornos que tanto temían los marinos de otras épocas remotas. Es un impresionante promontorio casi vertical de 425 metros de altura que según cuentan apenas se ha inmutado con el paso de los siglos.
Después de semejante espectáculo parece que no queda nada más por ver, pero estáis equivocados porque en la Bahía Wulaia desembarcó Darwin en 1833. Y ese es vuestro último escenario antes de volver a tierra con miles de fotos y muchas ganas de volver a hacer una ruta tan mágica.
El trayecto por Punta Arena, Chile, comienza por el Estrecho de Magallanes y sigue hasta llegar a la Bahía del Almirantazgo. Desde la desembocadura del río se emprenderá una caminata en la que se recorre la ribera norte del río para luego internarse en el bosque húmedo donde se llega a la base de una cascada de origen glaciar. Después de ésta experiencia se navegará a bordo de zodiac para intentar ver elefantes marinos, cormoranes y otras aves. Especies totalmente desconocidas para los habitantes de éste lado del hemisferio y que siguen siendo realmente hermosas.
Al día siguiente se navegará hasta las inmediaciones del Glaciar Marinelli en la cordillera Darwin. Aquí se iniciará una nueva caminata para descubrir un dique de castores y el impresionante bosque magallánico subantártico que lo rodea.
El último día de navegación se desembarcará en Isla Magdalena, un lugar en el que los antiguos navegantes y descubridores hacían parada para repostar. En ésta zona 140.000 pingüinos de Magallanes nos esperan para dar un paseo y dejarse fotografiar, seguro! Es una postal tan fascinante que merece la pena vivirla.