Nicaragua, León y el Corazón de Rubén Darío
Es uno de los países menos conocidos y más interesantes de Centroamérica. Durante mucho tiempo el secreto susurrado al oído de los Viajeros empedernidos empeñados de buscar nuevos destinos todavía no devorados por el turismo de masas…Nicaragua…Que las imágenes de los telediarios no os impidan viajar al país de moda, repleto de patrimonio, volcanes, lagos, playas y ciudades coloniales dispuestas a enamorar al más exigente…
Vamos a comenzar nuestro recorrido precisamente por la ciudad de Rubén Darío, Poeta universal y Príncipe de las letras castellanas. León de Nicaragua. Fue fundada en 1524 por Francisco Hernández de Córdoba en lo que entonces era un poblado llamado por los indígenas ‘Nagarando’ y hoy se ha convertido en un lugar en ruinas a 30 kilómetros de las calles que pisamos.
Nosotros brujulearemos por el corazón de León. Desde el exterior ya se divisan las imponentes dimensiones de este templo con 32 cúpulas que finalizó de construirse en 1825, después de reinicializarla hasta en 3 ocasiones. Piedra maciza, planta barroca, elementos renacentistas y estilo gótico tardío, es el cóctel de estos muros entre los que hay enterrados obispos, músicos, artistas y escritores, claro. La Seo, de torres chatas y poderosas, es la más monumental es una ciudad que tiene basílicas por doquier, hasta 13 hemos contado por los distintos barrios. León tiene fe y se ve claramente los domingos por la mañana, cuando encontramos a los técnicos del Canal de los Misioneros Marianos tirando cables para retransmitir en directo la misa oficiada por el obispo. También se ve en la calle y en la gente, gente como ‘Kyle’ que posa vestida de comunión con su familia luciendo un crucifijo y una imagen de ‘minie’ con toda naturalidad. ¡Viva la mezcla!.
Dentro de la Catedral veremos la primera huella del Rubén Darío que encandiló al mundo y que eligió ser enterrado en esta Catedral llamada de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María tras una losa con su firma y un León, símbolo de la ciudad, tumbado y entristecido. Las pompas fúnebres del poeta nicaragüense más universal duraron una semana entera. Falleció a los 49 años y su tumba es hoy casi tan visitada como la imagen más popular del templo: El Cristo bajado de la Cruz, especialmente venerada porque dice la superstición que tocar su marco insufla energía para afrontar las duras pruebas de la vida. Hacedlo creáis o no que toda ayuda es poca.
12 monaguillos necesita la Iglesia para ofrecer cobertura a todos los servicios que se demandan…Uno de ellos es Gabriel que lleva 2 años de sacristán y está feliz. Él es nuestro anfitrión para subir al tejado, un inmenso campo de bóvedas dispersas por las 5 naves en las que se puede transitar con prudencia. También nos muestra la gran colección de campanas que proyectan unos sonidos audibles por toda la ciudad, como si de órgano gigante se tratara…
Los Atlantes del campanario montan guardia frente a la Plaza Principal en la que hay gran actividad desde primera hora de la mañana. Un sábado a primera hora es fácil encontrarse a adolescentes bailando danzas típicas, niños jugando en la calle, señoras pasando con la compra y jubilados comentando la actualidad local y nacional.
Los ‘Nicas’ son sociales y abiertos…Si queréis conversación no tenéis más que dirigiros a algunos de ellos. Lo podéis hacer en la Plaza de Armas o en el Mercado Central que se encuentra a solo unos metros. A la vez que los vendedores exponen sus mejores mercancías os cuentan lo que queráis de su vida. Por cierto, fijaros en los curiosos delantales bordados que llevan todas ellas. Son muy típicos y su característica más importante es que tienen muchísimos bolsillos internos para separar monedas de distinto valor. ¡Solo ya por eso valen un potosí!
Siguiendo la recomendación de mi guía (Anaya Touring), reponemos fuerzas en ‘El Sesteo’ restaurante típico que se encuentra en una esquina de la plaza y que ofrece un plato típico que está delicioso. ‘Los antojitos’ llevan pollo, res o cerdo deshilachado servido con arroz, frijoles, platanitos y ensalada criolla. Si queréis acompañarlo con un refresco natural de fruta o incluso té helado casero habréis hecho la elección perfecta convertiros en un local. Hoy en ‘El Sesteo’ toca fútbol. Un Real Madrid-Barcelona se ve en todo el mundo y a miles de kilómetros de distancia también se siente el ambiente de los aficionados que cantan cada gol como si les fuera la vida en ello.
Seguro que el Nicaragüense más universal visitó con frecuencia esta plaza de la ciudad en la que vivió muchos años. Su casa-museo es punto imprescindible de visita para vosotros, y también para muchos estudiantes de los alrededores, que con frecuencia hacen cola en el exterior. Félix Rubén García Sarmiento, Rubén Darío, nació a pocos kilómetros de Léon, en Metapa, lugar en el que su madre se había refugiado tras abandonar a su marido por su afición al alcohol y las mujeres. Tiempo después la pareja se reconcilió pero al poco, cuando la convivencia se hizo insostenible para Doña Rosa, cogió al pequeño y se marchó a vivir con una tía suya, Bernarda Sarmiento, casada con el coronel Félix Ramírez.
Esa es la vivienda que estáis visitando, el lugar en el que el poeta universal creció y en el que pasó su infancia y adolescencia. Al poco tiempo de llegar, su madre se comprometió con otro hombre y se marchó a vivir a Honduras, con lo que el pequeño Rubén siempre consideró a sus tíos maternos sus auténticos padres.
En la Casa-Museo de León se pueden ver objetos y fotografías que recuerdan toda su intensa vida política y literaria. No tenía carrera universitaria pero el intelectual, que se cambió el ‘García’ por ‘Darío’ debido a que era la especie de apodo por el que se conocía a su familia paterna, vivió en El Salvador, Chile, Argentina, París o España entre otros países, ejerciendo de Embajador. Recorrió medio mundo, se convirtió en máximo representante del modernismo literario en lengua española, pero tras muchos tumbos acabó volviendo a León el 7 de enero de 1916. Menos de un mes después murió, en una cama que podréis contemplar en vuestra visita. Es impresionante tener ante vuestros ojos un objeto que ha guardado los restos mortales de un hombre tan ilustre, de un señor que siempre llevó a Nicaragua y a León en su corazón: “Si pequeña es la patria, uno grande la sueña. Mis ilusiones, mis deseos, mis esperanzas me dicen que no hay patria pequeña. Y León es hoy a mi como Roma o París”. Nada más que añadir.