Seguimos por Istria y seguimos por esta región hermosa desde lejos y desde cerca. Nuestra siguiente parada, una ciudad que se remonta a la época de los romanos y que conserva una estampa soberbia: Motovum.
Es tranquilo, antiguo y con solera. Y su aire es puro. Y sus vistas maravillosas. Y las mejores las encontraréis en el único hotel del pueblo. Se ha construido en el que fue castillo de la ciudad, y por lo tanto el edificio que se encontraba en el punto más álgico. (www.hotel-kastel-motovum.hr)
Al principio de los tiempos fue fortaleza, pero en el siglo XVII fue transformado en lo que es actualmente: un precioso palacio dotado con todas las comodidades. La suite más importante, la del señor del castillo que se ha transformado en una habitación que ante todo ha instentado mantener intacta la esencia de la época. Se ha buscado que sea lo más fiel posible al sitio y al espacio que ocupaba el mandatario del edificio.
Su wellness es algo más pequeño que otros de la zona, pero a cambio su jardín y sus vistas, insisto, son sublimes. Bueno, el paseo no será largo, pero merece la pena disfrutar un tiempo de éste pueblo, Motovum, enclavado en una zona vinícola muy popular del país. Si véis grappa de muérdago, compradlo. Es lo típico de aquí. Otra cosa típica de la zona, los robledales. Hace siglos había muchos, pero la dominación veneciana hizo que desaparecieran la mayoría. Los aprovecharon para construir barcos y también para fabricar los pivotes sobre los que sustentaron casi toda la ciudad actual. Ahora será más difícil que encontréis algunos porque apenas quedan unas hectáreas. Lo que sí encontraréis en abundancia son vinos y licores.
En la mayoría de las calles hay alguna tienda que los fabrica artesanales. También encontaréis buenos restaurantes. Se come muy bien por aquí, ¡la verdad! Y mucho casero...
Así que mi recomendación de hoy...AGROTURIZAM TIKEL. Se trata de un agroturismo, como su propio nombre indica enclavado en cerca de Motovum, aunque necesitaréis coche para llegar, con una vista fabulosa y una comida para chuparse los dedos.
Da igual lo que pidáis. Es un valor seguro.