Con la cantidad de cosas que La Región tiene que ofrecer puede haber muchas jornadas perfectas, pero yo os propongo una de ellas. Sencilla y llena de experiencias a veces inimaginables. Visitaremos Castillos, huertos de nobles y nos pasearemos en barco por el río más Real de todos, el Loira. ¿Venís conmigo?
Nuestro día ideal comienza en ‘Une Chambre d’hotes’ (sobre todo si habéis llegado el día anterior. Recordad que Air France os ofrece gran posibilidad de combinaciones para llegar en poco más de una hora a París) , ya os he contado que es una fórmula de alojamiento muy singular que permite dormir en casa de los propietarios y compartir experiencias con ellos. Hay que levantarse en el ‘Demeure de la Cordelière’ en Blois. Es una fabulosa casa antigua que conserva partes de tres épocas. Hay zonas del siglo XIII, XVIII y XIX. Está restaurada bajo el fabuloso gusto de su propietaria, Anne Heurtault, un parisina que descubrió la necesidad de salir de la gran ciudad para reencontrarse. Todavía pasa en la capital al menos 6 meses al año trabajando como consultora y después recarga las pilas en esta casa. No os perdáis el patio porque el muro del fondo es la antigua muralla de la ciudad. Auténticamente formidable.
Continuamos nuestro día con una visita al segundo Castillo más famoso de toda Francia. Se trata de Chenonceau. Un edificio de estampa sin igual porque está contruído como si fuera un puente. Es un lugar extremadamente coqueto, que conserva muchísimas obras de arte en su interior, aunque la mayor de todas ellas se ve desde fuera, y es su construcción. Se edificó a partir de un antiguo molino que todavía se conserva. Chenonceau refleja la influencia de cinco mujeres que aportaron un toque feminino a este lugar elegante y refinado. La primera de ellas fue Catherine Briconnet, esposa del Chamberlán y recaudador real que superviso la construcción del edificio. Más tarde Diana de Poitiers, la amante de Enrique II. Fue una mujer extremadamente apasionada por la caza.
Tanto le gustaba ésta actividad que fue ella la que puso en marcha la idea de extender el Castillo hasta la otra orilla del río Cher para poder cazar. Cuando Enrique II murió, su mujer reclamó Chenonceau. Catalina de Médicis acabó de cubrir la galería mundialmente conocida y la inauguró con una fabulosa fiesta. Sus bacanales eran famosas por su suntuosidad. Se dice que algunas de ellas estaban adornadas con arcos de triunfo y estatuas de escayola diseñadas por Francesco Primaticcio y otras por ninfas que corrían entre los setos perseguidas por sáticos. Sea como fuere cuando os encontréis en la Galería de Chenonceau no será difícil imaginar la cantidad de cosas que han ocurrido en ella.
Es un lugar especial que inspira mucha paz, a pesar de la cantidad de turistas que cada día recibe el Castillo. El Edificio se salvó de las iras de los revolucionarios gracias a otra mujer Louise Dupin, una fémina instruída y hermosa que logró reunir a todas las grandes figuras literarias de la época en torno a Chenonceau. Por aquí pasaron Montesquieu, Voltaire y Rousseau. Madame Pelouze remata nuestro ‘quinteto de oro’. Ella compró el Castillo en 1863 y lo restauró según el diseño original. Es imprescindible que en vuestra visita saquéis un rato para pasear por los fabulosos jardinees y otro momento para coger fuerzas.
Nuestra jornada ideal sigue en otro castillo pero con un propósito bien distinto. Aquí no veremos sus estancias, sino que nos centraremos en su jardín. Un lugar que alberga más de 650 especies de tomates. Su propietario es el noble Louis Albert de Broglie y estamos hablando del fabuloso Castillo de La Bourdaisiere. Louis Albert desciende de Madame de Staël, una escritora e intelectual del siglo XVIII, de varios ministros de Luis XIV y de Luis XV y hasta de un premio Nobel de Física. Su padre, Jean Broglie fue Ministro de Asuntos Exteriores con Valery Giscard D’Estaing. Si tenéis la suerte de encontrárosle por allí, pensad que estais viendo a un hombre con una mezcla de sangres muy particular.
El ‘chateau’ es un pequeño palacio restaurado que actualmente se ha convertido en un hotel con encanto. Pero lo más interesante está en sus inmediaciones. La pasión del noble por ésta verdura se ha convertido en una seña de identidad del lugar que acaba de celebrar la 16 edición del Festival del Tomate en La Bourdaisiere. 7.000 personas han pasado por este castillo en apenas dos días. Yo os propongo tomar algo en el, atención, Bar de los tomates.
Es un restaurante dedicado enteramente a esta verdura y a sus mil y un sabores. Con recetas tradicionales, pero también con las propuestas de De Broglie que, dicho sea de paso, ha escrito varios libros sobre el tema. El proyecto de este creador de la marca ‘El príncipe jardinero’ es llegar a una agricultura sostenible y ecológica. Ya que estáis aquí, chicas aprovecharos del jardín maravilloso que existe en el Castillo con flores deliciosas
Continuamos nuestro viaje hasta Amboise, una pequeña ciudad del departamento donde cogeremos un pequeño barco que nos paseará por el Loire, ‘La Loire’ en francés. Lo remarco porque me gusta la suavidad que da al nombre el artículo femenino. Son pequeñas excursiones que podéis contratar y que os permitirá disfrutar de éste río de reyes.
El Loira es largo e imprevisible. Dicen que el único río salvaje que queda ya en Francia. Y es verdad que cambia en función de las corrientes y que nadie sabe hacia dónde va. Su caudal puede verse modificado enormemente en muy poco tiempo. En algunas partes incluso se puede ver la arena que fluye en el fondo. El Loira es poderoso. Y en una sencilla barca comprendes por qué los Reyes Franceses vinieron a construir aquí sus Castillos
Nuestro día inolvidable en el Loira acabará alojándonos en un lugar como poco curioso. De nuevo e una Chambre d`Hotes, una casa de huéspedes diferente: son unas cabañas cuya parte de abajo tiene un fabuloso jacuzzi exterior desde el que se puede ver el castillo de la ciudad. Un atardecer aquí es inolvidable.