La República Independiente de Uzupis
Tiene constitución propia, bandera, moneda y hasta presidente diferente. Este barrio de Vilma, la capital de Lituania, es también muy conocido por la cantidad de artistas que lo habitan y lo han habitado. Dicen que es tan bohemio como Montmartre, aunque mucho menos bullicioso. Hoy te llevo de viaje a territorio ‘Uzupis’, el otro lado del río en Lituano. ¿Vienes?
El acceso del barrio cuando te acercas viniendo del casco antiguo es un puente lleno de candados que te mete en otra dimensión. Los cerrojos que inundan Europa tienen aquí nombre propio y están marcados por los enamorados que se juran amor eterno.
Uzupis no está muy lejos del centro, pero en él se respira tranquilidad, como si nada quisiera perturbar a las musas que visitan de vez en cuando las casas de los artistas. Al cruzar el río se oye con fuerza la corriente y se ve un puente de hierro. Los primeros que se construyeron datan del siglo XVI. Entonces el distrito estaba lleno de judíos. Un gran cartel deja claro que las reglas en este barrio, no muy grande por cierto, son otras.
La Constitución de la República Independiente lo deja muy claro: Todo el mundo tiene derecho acometer errores, a ser vago, a cuidar un gato, a ser feliz, o infeliz, depende del caso, a estar en silencio, a tener fe, a rebelarse contra la violencia y a no entender nada. Entre otros cuantos artículos que subrayan la individualidad del individuo y el respecto a todo tipo de actitudes vitales , siempre que sean pacíficas.
Sus edificios, abandonados durante el Holocausto, y totalmente dejados durante la época soviética, albergan talleres de pintores, escultores y ceramistas. El mayor movimiento no está en sus calles sino en sus cafés donde muchos se reúnen a discutir y hablar de la vida cuando cae la noche.
Y dicen los que lo conocen que es un lugar todavía genuino en el que se refugian artistas dedicados en cuerpo y alma al arte. Gente que prefiere vivir esperando cada día la inspiración que les lleve a la eternidad.