Si hay algo que me gustó de Croacia y de las zonas que visité, Istria y Kvarner, es su dualidad. Son modernas y a la vez antiguas. Son actuales y a la vez de tiempos pasados. Esto es válido para varios pueblos a los que os iré llevando, y también lo es en Labin. (http://croatia.hr )
Caminar por sus calles es retroceder en el tiempo, o mejor, notar de alguna manera que se ha detenido. Que a la vez que tu caminas puedes imaginar otras gentes que hace años y siglos las pisaron, las patearon y vieron; y sintieron lo mismo que tú estas viendo y sintiendo en esos momentos.
Labin es una preciosa ciudad que a decir de muchos encierra en su interior varias villas. Tiene un delicioso casco medieval muy bien conservado así que, como os digo siempre, patead, patead y patead hasta la saciedad la ciudad. Disfrutando todo lo que podáis que cada edificio. Labin fue república y perteneció a Venecia durante casi 7 siglos. Fue sin duda su época de mayor esplendor y eso se ve todavía. En la cantidad de leones alados con el libro abierto, eso sí, símbolo de que los dos territorios no estaban en guerra.
Se ve en la cantidad de edificios señoriales, antiguos palacios que se contemplan. Uno de los más llamativos, el Museo Municipal construido en un antiguo palacio y que alberga en su interior una colección de objetos locales y algunas exposiciones de artistas .
Lo que más me gustó, lo que yo llamaría la experiencia minera...Hay una exposición que recrea el interior de una mina, no olvidemos que por ésta zona abundan, y te permite ver y comprender qué siente un minero al tener que pasarse horas y horas caminando por ese laberinto interminable de pasadizos estrechos y oscuros. Si no tenéis claustrofobia es francamente curioso. Seguid el paseo hacia arriba...hasta llegar a su colina más alta.
Entonces respirad...Y contemplad el paisaje.¡Es fabuloso!. A pesar de lo angosto del camino me encantó ver la cantidad de producción artística que había. Me dió la impresión de que hay muchos y buenos artesanos y hubiera estado toda la tarde husmeando entre sus comercios. También me encontré escenas curiosas...Por ejemplo, volví a constatar lo universal que es el fútbol.
Ni la diplamacia ni "La Macarena" ni las sevillanas. Ahora mismo lo más español: el Barca. Me quedó bien claro porque os aseguro que vi más de una camiseta de éstas colgada en los tendederos croatas. Tras esas ventanas se esconden también personajes como éste preciso perro que mira curioso a los caminantes.
No se perdió detalle. Y en el capítulo de recomendaciones hoy tengo dos.
COMIDA: EN PULI PINETA, EN ZMINJ. (http://www.istra.hr/hr/regije-i-mjesta/mjesta-i-gradovi/ltz-zminj/sto-raditi)
Un restaurante donde se puede comer comida tradicional para chuparse los dedos. Literalmente. Está un poco desviado, pero merece la pena hacer un alto en el camino. No os arrepentiréis. Pero pensad que a pesar de lo modesto de su exterior es muy conocido por la calidad de sus viandas, y porque el chef ha rescatado del olvido algunas recetas locales, así que reservad antes si es que pensáis aparecer. No sea que os quedéis con la miel en los labios. Nunca mejor dicho
WELLNESS DEL HOTEL LONE (http://www.lonehotel.com/en/ )
Es una experiencia casi religiosa. Se trata de un centro que se acaba de inaugurar y posee todo lo último en aromaterapia y cromoterapia. Para no olvidar. Mirad la lista de precios y si os lo podéis permitir pasad una noche en una habitación con piscina en la terraza. ¡Sí, sí!. Habéis leído bien. Piscina en la terraza. Sobran las palabras.