Experiencias inexcusables a la sombra de un volcán
Los antiguos pensaban que en ellos habitaban los dioses, esos que con sus caprichos dictaban el destino de los humanos. Les veían como personajes activos que se enfadaban o deleitaban con los comportamientos de los hombres que en algunos casos ofrecían hordas de doncellas para aplacar su furia. Los volcanes fueron siempre lugares particulares cargados de fuerza y magnetismo, espacios que los indígenas no temían, pero sí respetaban en grado sumo. Hoy os propongo dos actividades bien distintas en torno a ellos, dos actividades en un país, Nicaragua, en el que abundan particularmente estas grietas terrestres que vomitan sangre espesa.
MASAYA
De los 21 volcanes del país, unos activos, otros no, ninguno es tan fascinante como el Masaya. Tras pasar la garita de vigilancia, contemplaréis un paisaje lunar resultante de la última erupción de 1772. La lava quema toda la vegetación que toca y la tierra queda yerma durante siglos…Al entrar, primer aviso: El Masaya es un volcán muy activo, así que si durante la visita se produce un temblor, la regla de oro es mantenerse tranquilo. Tanto el cráter como toda la estructura están monitorizados con 80 sensores en diferentes puntos que registran todos los movimientos de una grieta terrestre que está a 1.000 grados celsius. ¡El infierno debe de ser así!...De hecho los Indígenas pensaban que esta era una de las 7 puertas del averno, la boca por la que se oía y sentía el enfado de los dioses cuando la tierra temblaba.
Lo que más sorprende del Masaya es lo cerca que se puede ver, lo cerca que se puede oír su sonido, rugiendo en las entrañas más profundas. El mirador permite asomarse y ver bullir su sangre. La cruz que todavía hoy en día preside el mirador fue emplazada en el siglo XVI. Se llama de Bobadilla en honor al misionero del mismo nombre que colocó el símbolo religioso en un intento de plantar cara a las criaturas satánicas que según las creencias de la época habitaban en el interior. El Masaya sigue fascinando hoy igual que el primer día. Fue el Primer Parque Nacional del país (declarado en 1979) y actualmente es visitado por 20.000 personas al año, en su mayoría americanos y británicos que no quieren perderse semejante espectáculo.
Es curiosa la relación que mantienen los habitantes locales con el cráter. Da la sensación de que siempre le han temido, pero a la vez, nunca se han alejado demasiado. En sus alrededores viven hasta 200.000 personas que repiten con frecuencia los simulacros necesarios para escapar con rapidez de una posible erupción. Algo que de momento no parece necesario, a pesar de que cuando se contempla el Masaya uno no puede evitar pensar en lo hermosos que son los monstruos…dormidos.
CERRO NEGRO
El otro volcán imposible de olvidar es el Cerro Negro, a solo 21 kilómetros de León. Es el más bajo de Nicaragua con 675 metros de altura, y uno de los más recientes. Su formación se produjo en el siglo XIX, concretamente en 1850, entre alarmantes movimientos y estruendosas explosiones oídas por la población de varios kilómetros a la redonda. La verdad que El Cerro Negro parece un monstruo en calma, dormido desde 1995, momento de su última erupción, pero dispuesto a levantarse en cualquier momento.
Su estampa es impresionante, y su arenilla negra conforma una figura característica difícil de encontrar en otras partes del mundo. El mejor momento para subir al volcán es a primera hora del día y siempre acompañados de un guía local porque ya sabéis que estos lugares guardan pequeños secretos difíciles de alcanzar para los foráneos. Las vistas desde la cima son inolvidables, aunque la mayoría de los turistas no llega hasta lo más alto solo para sacar fotos…La mayoría quiere tirarse por la pendiente con una tabla de snow y sentir la adrenalina y la velocidad en carne propia…Claro que para ello hay que hacerlo debidamente preparados con mono y gafas especiales…Bueno pues esta es otra manera distinta de acercaros a estas grietas terrestres tan características de Nicaragua y a la vez tan atrayentes. Dos maneras distintas que asomaros, aunque sea un poco, al interior de la tierra…Algo que no podréis hacer en muchos lugares…¡Aprovechad la experiencia porque es fabulosa!.