La naturaleza reina en El Salvador
Volcanes, playas, paseos en medio de la Selva y hasta preciosos pueblos salidos de algún relato literario. El Salvador se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico y como consecuencia de su situación geográfica tiene una Cordillera volcánica imposible de ver en otras partes del mundo. Hoy seguimos conociendo un país con más de una docena de cráteres y un número infinito de playas, algunas auténticos santuarios del surf.
Pero antes de entrar de lleno en el paisaje natural salvadoreño nos pasearemos por alguno de los pueblos que forman la llamada Ruta de las Flores. Son 6 poblaciones llenas de color rodeadas de plantaciones de café y montañas. Nahuizalco, Salcoatitán, Apaneca, Tabuca, Concepción de Ataco y Juayúa.
Todas tienen su encanto y sus atractivos naturales, pero no dejéis de hacer una parada en las 2 últimas. Las calles de Ataco desprenden luz con su colección de fascinantes murales que han cambiado la fisonomía de todo el pueblo. Miembros del grupo de muralistas profesionales ‘Sparc Murals’ residentes en Los Ángeles, desarrollaron un proyecto de pintura social encaminado a concienciar sobre determinadas realidades y derechos sociales. Paredes y muros están cubiertos de escenas que recuerdan los derechos de los niños, la igualdad de género, la defensa del medio ambiente…
La población del lugar tuvo una parte activa muy importante en estos preciosos murales que os sorprenderán y que dan un toque especial a en este lugar que sorprendentemente acoge a 12.000 habitantes. Y digo sorprendentemente porque por sus casas bajas y calles empedradas, no lo parece al entrar.
De ellos se estima que habrá unas 300 familias enteras que todavía hablan el nahuat de los pipiles, el idioma de los indígenas de la zona. De hecho el nombre de Ataco provendría de este dialecto y significaría ‘lugar de elevados manantiales’.
Os propongo que la Ruta de las Flores continúe en Juayúa, pueblo precolombino en el que los franciscanos plantaron una imagen semejante al Cristo Negro de Esquipulas que todavía es venerada. En este ‘Río de las orquídeas moradas’ o ‘Xuayúa’, tal y como se dice en dialecto local, la vida transcurre en torno al kiosco del Parque Central. Niños merendando con las abuelas, amigos juntándose para charlar, vecinos comentando las últimas novedades…La vida tiene el ritmo que suena en el templete y en los jardines de los alrededores, los mismos en los que cada fin de semana se organiza una feria gastronómica para probar las delicias locales…
Una parada obligatoria si os gusta la arqueología es la llamada ‘Joya de Cerén’. Se trata de uno de los yacimientos más importantes de Mesoamérica porque muestra cómo vivía el pueblo llano de una comunidad maya dedicada a la agricultura de hace 1.400 años, algo totalmente imposible de encontrar en ningún otro lugar de El Salvador y casi de Centroamérica. Tanto es así que la ‘Joya de Cerén’ es popularmente conocida como la ‘Pompeya de América’ porque el lugar fue abandonado alrededor del año 600 a causa de la erupción del volcán Laguna Caldera. El yacimiento fue declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1993.
Y del patrimonio arqueológico al gastronómico…El café es un elemento fundamental en la cultura salvadoreña. El país es uno de los grandes exportadores mundiales de grano hasta el punto de que antes de la guerra de los ochenta estaba entre los 3 primeros productores del mundo. Ahora no llegan a esas cifras, pero es verdad que su mercado es bastante amplio y sus clientes habituales son países como Estados Unidos, Alemania y Canadá que buscan un grano de mucha calidad.
Visitar una plantación de café en una de las 6 zonas montañosas del país tiene su encanto, sobre todo porque tanto las máquinas como el proceso de producción siguen los cánones de hace un siglo. En la de ‘El Carmen’ de Concepción de Ataco se realiza este trabajo con la variedad ‘Bourbon’, la más delicada de todas, desde hace 4 generaciones. La tarea en la plantación también pasa de padres a hijos, y eso es lo que ha ocurrido con Alfredo, el hombre cuyas manos sostienen el grano que veis en la imagen y que todavía tiene que madurar.
De noviembre a marzo es cuando se lleva a cabo la recolección y de esta forma se pone en marcha un proceso que tomará varios meses. Desde que se arranca ‘la cereza’ hasta que se bebe el café pasarán por lo menos 12 semanas, unas cuantas más si hablamos de la calidad ‘gourmet’ . 300 personas trabajan aquí a pleno rendimiento en la temporada alta para que el oro fino esté listo para exportarlo en su momento justo. Un trabajo ímprobo que cubre la selección, el tostado, quitar la piel…Todo con el método tradicional y con máquinas de 1930. Para conseguir un kilo de grano de oro hay que procesar hasta 5 kilos de ‘cerezas’.
Héctor, mi guía en la plantación es un muchacho joven de 25 años que lleva en esta propiedad desde los 7 años haciendo todo tipo de trabajos dentro de ella. Dice que el más duro es el trabajo de los patios, removiendo y colocando los granos. Necesita de mucha energía física, siempre a la intemperie y casi sin descanso. Él nos ofrece también una degustación al final que nos permite saborear el producto que llevamos 3 horas oliendo. Es delicioso. La única pena es que lo elaboran a la manera anglosajona, así que el brebaje a veces se parece más a agua que a la deliciosa bebida que podría ser con una cafetera a presión. Qué se le va a hacer…¡Nadie es perfecto!.
Con el café en las venas nos vamos a conocer volcanes. Lo ideal es que lo organicéis con tiempo y podáis hacer una caminata por cualquiera de los 12 volcanes que se ubican en El Salvador. Si podéis acercaros al cráter, os encontraréis con paisajes inolvidables como queda claro en las fotografías que he visto al volver. Si el tiempo apremia y no os da para más, siempre os queda visitar el Cerro Verde, una antigua grieta de la corteza terrestre, ahora extinta, y totalmente cubierta por un bosque nebusoso, es decir un bosque húmedo tropical o subtropical con mucha concentración de niebla. Se estima que su última erupción fue hace 25.000 años A.C, por lo que podéis estar tranquilos. Su mirador ofrece una vista inmejorable en un día claro de los volcanes de Izalco y Santa Ana, dos de los más hermosos de todo el país.
Y nos acercamos a ese lugar adorado por los surfistas que es La Libertad. Nada más llegar se ve que cambia el perfil del turista habitual…Comienzan a desfilar por una de las calles que da a la playa los rubios teñidos o con mechas que se agarran a su tabla como a la más preciada de sus posesiones. El Salvador está bañado por el Pacífico y a decir de los que entienden aquí se pueden encontrar algunas de las mejores olas para surf…En los años 70 en La Libertad se comenzó a vivir una especie de ‘boom’ de este deporte que ha ido aumentando considerablemente la oferta de hoteles y alojamientos. El perfil mayoritario de visitante en esta población cambia mucho y el del tipo de alojamiento también…Son hoteles más occidentalizados y modernos, igual de que los desayunos, totalmente continentales.
De todas formas entiendes la fascinación de aquellos que peregrinan por medio mundo para practicar este deporte cuando te paras en el puerto a verles cabalgar el mar. Aunque la mejor época dicen que es marzo y abril, en octubre la afluencia de amantes del surf es considerable…Esperan en grupo el golpe de mar que los permita hacer lo que más les gusta. Solo dura unos segundos, pero es tiempo suficiente para ‘volar’.
El atardecer también es un buen momento para visitar el Malecón y el puerto pesquero del lugar. Los marineros acaban de llegar con la mercancía y se colocan a lo largo del muelle ofreciendo sus mejores manjares. Será difícil encontrar un pescado que no os vendan en este lugar. Hasta peces globo encontré en uno de los puestos
Si llegáis a la hora correcta encontraréis a todos limpiando las capturas. Este puerto es conocido en todo el país por su manjares basados en los pescados preparados: cocteles de camarones, ceviches de pescado, ostras frescas, mariscos de todo tipo…El lugar perfecto para empezar a soñar con vuestro próximo viaje a El Salvador.