El 'caldo' de los Reyes
Se sirve habitualmente en las cenas de Zarzuela y en las oficiales del Palacio Real.Adquirió renombre mundial cuando la prestigiosa revista Wine Spectator proclamó uno de sus vinos, el Imperial Gran Reserva de 2004 el mejor del mundo…Nos adentramos en los secretos que guardan las Bodegas CVNE, en La Rioja Alta, que después de 135 años siguen en manos de la misma familia.
A pesar de ser un emporio que produce al año 10 millones de botellas, su bodega principal en el barrio de la Estación de Haro destila sencillez y refinamiento. El patio central, también llamado ‘La aldea del vino’ tiene olivos centenarios rodeados de naves que encierran años de historia y tradición. El Imperial es de todas sus creaciones la más romántica, la más pegada a lo ortodoxo.
La vendimia se produce en la segunda semana de septiembre y ya desde ese mismo momento el proceso para la marca estrella de la casa es diferente. Sus uvas se vendimian a mano. Se recogen en cajas pequeñas que intentan mantener la integridad del producto. Después se hace un selección manual de la que quitaremos cualquier raspón que pueda añadir amargor al sabor del licor. El nivel de exigencia para producir el Imperial es tan alto que no todos los años se elabora. Solo se hace si la uva es de calidad excepcional y está asegurado el buen producto.
El roble americano y el roble francés de las barricas hacen lo demás. El primero aportando sabores como tabaco y regaliz…El segundo es el que añade la vainilla, el cacao y el coco. El 70% de las barricas son del americano, y el 30% restante del francés. Y en esa mixtura está uno de sus secretos. Cuando se anunció el premio por parte de la revista norteamericana, todavía les quedaba la mitad de la producción por vender, pero el precio se disparó y en apenas una semana no había forma de conseguir una botella cuyo precio de salida rondaba los 30 euros.
El espacio más espectacular del recorrido es la llamada Sala Eiffel porque fue diseñada por el arquitecto que puso en pie la famosa torre de París. Es aquí donde se crían las añadas nuevas de CVNE Imperial. Se trata de una nave de 400 metros diáfana que hace casi un siglo era totalmente revolucionaria. Aquí descansan los caldos destinados a convertirse en la joya de la corona de un Imperio que insiste en no olvidarse de la tradición .
Y por eso tienen un impresionante cementerio donde se van guardando algunas de las botellas de las mejores añadas de la Bodega. Nada más cruzar su umbral, unas rejas protegen una colección de botellas elegidas como las más significativas de entre todas las existentes. Esa verja solo se abre una vez cada 100 años, y de momento habrá que esperar para volver a hacerlo.