Joyas del Adriático: Hvar, la isla perfumada
Visita obligada en verano, su patrimonio artístico, su clima templado, sus buenas playas y sus campos de lavanda hacen de esta isla un lugar inolvidable. Lleno de ambiente y de visitantes extranjeros ofrece todo aquello que un viajero puede desear: buena comida, buena vista y mucha, mucha historia para contar y disfrutar. De hecho el inicio de Hvar se remonta al siglo IV a.c. cuando los griegos fundaron Pharos y Dimos, que sería la actual capital del mismo nombre. En la zona hay restos del paso de los romanos, los bizantinos y los venecianos entre otros que ejercieron un férreo poder en el siglo XV.
El punto de partida para una buena visita de la capital es la Plaza Principal. Sus edificios más relevantes ocupan 3 de los 4 lados de la plaza. El que queda es un paseo marítimo que da directamente al mar. Disfrutad de ésta balaustrada porque es difícil de encontrar así en el Mediterráneo. Difícil de encontrar, pero fácil de disfrutar, sobre todo las noches de primavera y verano, cuando el aire se levanta y la brisa mece el cabello y refresca los calores del día.
Precisamente allí veréis la Catedral de San Esteban, un hermoso templo de estilo renacentista. El coqueto edificio guarda en su interior importantes obras que apreciaréis si os gusta el arte. Allí veréis "Virgen y santos" de Palma il Giovane, "la Pietà" de Juan Boschetus, "Virgen con Santos" de Domenico Uberti y un maravilloso coro de madera del siglo XVI. Y todo en unos pocos metros cuadrados.
Al salir la torre del reloj, la logia municipal y sobre todo el Palacio Hektorovic reconocible por su ventana de gótico veneciano son dignos de admirar. Tampoco os podéis perder, al otro lado de la plaza el Arsenal. Data de finales del siglo XVI, y guarda en su primera planta un fabuloso tesoro insospechado. Allí se construyó el primer teatro público de los Balcanes. Era el año 1612 y ya en aquella época podía entrar aquel que pudiera comprar una entrada aunque pagara en especie.
El objetivo es que pueda entrar gente del pueblo. El edificio es muy hermoso y guarda todo el encanto que debió de cautivar en la época. Al subir, en la parte de arriba, hay un espacio reservado para explosiones y muy bien rehabilitado. Eso mismo es lo que están haciendo con el pequeño teatro que fue grande en la época por eso que he contado: fue el lugar en el que gente de todas las clases sociales se unían para ver representaciones. Es una auténtica "cucada" que no os debéis perder.
Además de arte Hvar tiene muchos más atractivos. Para empezar sus tiendas, muchas con artesanía y otras con marcas de la zona con diseños originales y acabados de calidad. Mis favoritas eran las de collares elaborados con piedras de la zona. Piedras originales a partir de las que se diseñan collares y broches únicos respetando la personalidad de cada adquisición. Son una maravilla. Las encontraréis en las calles principales y callejeando en algunas de las travesías más escondidas que salen de la plaza. Tomaros vuestro tiempo, chicas. Es un auténtico placer para los sentidos. Pero eso sí, cuidado con la cartera porque la tentación es grande
Recordad que no podéis salir de Hvar sin comprar lavanda. Es lo más típico. Hablad con alguna de las señoras de la isla que se ponen desde primera hora en los puestos callejeros del centro. Son encantadoras, muy simpáticas y os asesorarán muy bien. Pensad que compráis aceite puro de lavanda. Hay pocos perfumes para el cuerpo o la casa mejores y más naturales. Yo me quedé con muchas ganas de probar los helados del mismo sabor. Dicen que avanzado el verano es fácil verlos en las heladerías y saben de rechupete...
Las noches de marcha también tienen su sitio en la isla. Encontraréis discotecas de moda y una que sobresale por encima de las demás. Su nombre, "Carpe Diem". Es famosa en todo el Mediterráneo y parece un templo de lo prohibido. De noche el ambiente a la puerta es muy curioso. Si estáis dispuestos a "quemar la noche" es el lugar para también "quemar el monedero". Si se os va el presupuesto siempre podéis sentados en un banco frente a la puerta a ver todo el ambiente que se mueve a su alrededor. Os prometo que no defrauda. Y si os cansáis de ver el "Carpe Diem", siempre os queda volver la vista al embarcadero.
Allí los yates de los millonarios se agolpan. Embarcaciones de varios millones de dólares con guardas de seguridad a la puerta que si alguien se mete hipnotizado por tanto lujo. No os deprimáis mucho. Hvar es para todos los bolsillos, los millonarios disfrutan de la isla igual que vosotros. Eso es quizá lo mejor de éste sitio. Su enorme magia que permanece inalterable durante siglos. Un placer de los dioses.
Recordad que Vueling tiene varios vuelos a la semana a las principales ciudades croatas: Split, Dubrovnik, Zadar...Alguno seguro que os vendrá bien.