Campeche, el paraíso de los piratas

telecinco.es 20/10/2017 23:23

Fue una de las ciudades preferidas de los piratas, corsarios y filibusteros del Caribe que sistemáticamente intentaban asediarla por la gran cantidad de riquezas que se amontonaban en sus almacenes esperando a ser transportadas a Europa. La ciudad mexicana de Campeche es una joya enigmática y envolvente que creció a la sombra de gruesas murallas y firmes baluartes…Hoy nos paseamos por esta hermosísima capital de la península yucateca que ya fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999. No te pierdas esta delicioso enclave lleno de colores pastel solo al alcance de quién conozca su secreto.

En San Francisco de Campeche hay dos vidas paralelas. La primera discurre fuera de los protectores muros, cerca del poderoso mar que baña el Golfo de México y del tráfico ruidoso y moderno. La segunda se arrastra a ritmo pausado en el corazón de la ciudad antigua, calmada y ausente del mundanal ruido.

Al cobijo de enormes algarrobos y rodeada de bancos azules y verjas de cuento se alza la Plaza Principal, un enclave con bullicio y luz que los lugareños disfrutan a cualquier hora del día. Se encuentra en el mismo punto en el que los españoles construyeron un campo militar en el siglo XVI, poco después de que se celebrara la primera misa católica en Territorio Continental Americano en la Catedral de la Concepción. A primera hora de la mañana y a última de la tarde se convierte en un lugar burbujeante con la resplandeciente luz filtrándose por los señoriales árboles. Pero su mayor esplendor se contempla los fines de semana. Entonces el centro se cierra al tráfico y se convierte en un escenario de conciertos por el que pasean las parejas de toda edad y condición. No hace falta esperar a esos momentos para entablar conversación con los lugareños, llamados por cierto campechanos. Basta con saludar para obtener respuesta y comenzar a platicar como si nos conociéramos de toda la vida. De hecho es el gentilicio de estas gentes, simpáticas y comunicativas, el adjetivo que en castellano utilizamos para calificar a aquellas personas que encontramos sencillas y cercanas. Haced la prueba. Salid por la mañana y poneros a hacer fotos sin mirar alrededor. Siempre pasará alguien que os dé los buenos días. Sentaros en una terraza y esperad a que el camarero os atienda…Si le miráis a la cara y le ofrecéis una sonrisa es vuestro.

Ahora son simpáticos, pero no lo fueron tanto cuando los españoles quisieron conquistarles. Allá por el 1517 llegaron a un pueblo maya llamado Ah Kim Pech, ‘lugar de serpientes y garrapatas’, que tuvieron que abandonar por las hostilidades de los indígenas. Se olvidaron del sitio hasta 1540 cuando bajo el mando de Francisco de Montejo levantaron una Villa que ‘El Mozo’ quiso llamar Salamanca de Campeche ya que de la capital castellana provenía su familia. Al final acabó consolándose agregando su nombre de pila al ya aceptado Campeche.

Seguidos paseando y nos detenemos en la Casa Número 6 de la misma Plaza Principal, parada obligatoria para todos aquellos que quieran saber cómo era la vida en la época colonial. Es una fabulosa mansión pre-revolucionaria ahora convertida en Centro Cultural. Los muebles son exquisitos, y el patio una auténtica delicia en la que se organizan exposiciones y conferencias.

Pero quizá la habitación más sorprendente es el dormitorio. Aparentemente nada anormal. Una enorme cama preside toda la estancia, y a los laterales, una hamaca. ¿Qué hace una hamaca en el dormitorio?, pregunto. Bueno, en la península era donde mejor se dormía porque los lechos europeos son un auténtico infierno en verano. No hay quién pegue ojo. Así que para que nadie dudase de la alcurnia ni del poder económico del señor de la casona, se compraba una cama, pero se dormía en el mismo sitio que cualquiera de los criados, una hamaca. Cosas de las apariencias y de las clases sociales de todas las épocas.

Visita obligada es el baluarte de Nuestra Señora de la Soledad, diseñado para proteger la Puerta del Mar y hoy reconvertido en un museo arqueológico que atesora piezas importantes de todos los yacimientos arqueológicos del Estado. No perderse la máscara y el ajuar del Rey Garra de Jaguar de Calakmul hecho a base de jadeita, la piedra más preciosa que los mayas podían concebir y la segunda más dura del mundo tras el diamante.

Los 8 baluartes que llegaron a levantarse pueden visitarse hoy en día. Han sido restaurados y albergan distintos museos dedicados a la cultura y a la historia de Campeche: Santa Rosa, San Juan, San Pedro, San Francisco, San Carlos …Todas estas edificaciones imponentes que invocan a Santos y Mártires permiten admirar y comprender una arquitectura puesta al servicio de la autodefensa; y nos recuerdan que hubo un tiempo en el que una simple pero efectiva muralla podía representar la estrecha línea entre la vida y la muerte.

Esa línea que siempre fue un desvelo se encomendaba al Cristo que se guarda en la popular iglesia de San Román. Es negro y según la leyenda vino de Veracruz en menos de 24 horas, cuando en esa época el trayecto tomaba más de 7 días. En un principio lo veneraban los más humildes, pero dicen que concedió tal cantidad de milagros que hoy la ciudad entera celebra su llegada por todo lo alto…La puerta del Mar era la conexión con Europa, con el mundo occidental, pero la Puerta de Tierra era la que conectaba a Campeche con todos esos barrios periféricos donde vivían los esclavos, los indígenas, los desposeídos, los más pobres…A su lado se encuentra el ‘Salón Rincón Colonial’, típica cantina mexicana en la que se grabaron escenas de la película ‘Pecado Original’ de Angelina Jolie y Antonio Banderas.

Y justo enfrente hay que hacer otra pequeña parada para asomarse al Hotel Puerta de Campeche, una antigua edificación que sirvió de garita a los soldados y después de casona para un español de nombre Guerrero. También se utilizó como aduana y fonda antes de acoger a huéspedes de todas las partes del mundo…Pero fue en ese momento, cuando se unieron las casas laterales, cuando comenzó a circular la leyenda de que en él vivían ‘aluxes’, duendes buenos que según la cultura maya se pasaban el día haciendo travesuras. Dicen que todavía habitan en la última habitación del corredor…Y que por las noches, a veces, se entretienen recordando su presencia a los incautos peregrinos que recalan en esta maravillosa ciudad con encanto, todavía no estropeada por el turismo…Aprovechad a visitarla antes de que se corra la voz.

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