"Biltmore", el Hotel de Al Capone
Se levanta sobre Miami orgulloso de su historia. Elegante y con mucha clase el Biltmore de Coral Gables se conserva joven y revitalizado. Y eso que han sido muchos los nombres importantes que se han alojado en sus habitaciones desde que en 1926 abriera sus puertas. El más renombrado de todos, el gánster Al Capone que no se resistía a su encanto cuando estaba en la ciudad.
La habitación de Al Capone se conserva impoluta, como el resto de suites del complejo. Aquí se atrincheraba con sus esbirros horas y horas. Aquí es donde hizo instalar una especie de Casino para probar su suerte entre cartas y ruletas.
Ahora es de las más solicitadas y eso que su precio no es apto para cardiacos. Todos quieren disfrutar de ese espacio en que se movió y vivió uno de los delincuentes más famosos de éste siglo. Es amplia, elegante y con mucha luz. No hay que extrañarse porque estamos hablando de la zona más alta de la torre central, esa torre que quiere ser una copia de La Giralda.
El Biltmore se levanta tranquilo en el corazón residencial de Miami, en Coral Gables. Fue el sueño de Merrick, un gran promotor inmobiliario de los años 20 y John McEntee Bowman, un magnate de la época que quisieron hacer algo más que un hotel, una meca del glamour, la moda y el deporte. En 1925 se encendieron por primera vez las luces en las 400 habitaciones del edificio. La fiesta fue de las que todavía se recuerda porque según cuentan las crónicas de la época corrió el champán a borbotones y todos los invitados bailaron al son del fox-trot.
Club campestre, campo de golf construido por el principal arquitecto del momento, canchas de polo, de tenis, no faltaba de nada en el Biltmore. Los 1500 invitados que disfrutaron de la cena inaugural fueron testigos del nacimiento de un “gigante” que forma parte de la historia de La Florida.
Desde entonces el Biltmore ha vivido mucho. Durante los 30 y los 40 recibió a gran parte de la realeza europea y las grandes estrellas de Hollywood: Ginger Rogers y Judy Garland entre otros, eran huéspedes habituales…Los Duques de Windsor, Al Capone, el Presidente Roosevelt, todo el que era alguien pisaba el Hotel de torre de Giralda.
Se convirtió también en lugar de peregrinación para muchas familias que durante los domingos no se querían perder las exhibiciones acuáticas que tenían lugar en su piscina, entonces la más grande del país con sus 600.000 galones y 22.000 pies cuadrados de agua. 3000 personas se agolpaban para ver la exhibición de las bellezas de la natación sincronizada, los luchadores de cocodrilos y los saltadores profesionales. En ésta piscina se entrenaron durante muchos años los olímpicos de Estados Unidos. Y aquí fue instructor de natación Johnny Weissmuller, el Tarzán que todos conocemos y que comenzó su carrera ganando récords. Después vino la guerra, su conversión en un hospital militar y su posterior rehabilitación
Como veis, si hay algo que le sobra al Biltmore es historia.Ahora continua moviéndose en la misma línea de exclusividad y glamour y actualmente es un lugar lleno de presentaciones y eventos. Si entráis en el vestíbulo os podéis quedar con los ojos como platos por sus frescos pintados a mano, sus techos abovedados y su decoración suntuosa y espectacular. Recuerda más a un palacio italiano que a un hotel americano.
También os puede “alucinar “la fila de Ferraris y Porsches aparcados en la puerta. Son los clientes habituales del lugar, los pudientes, como ya lo fueron en sus primeros años de vida. No dejéis que eso os acompleje. Aunque vuestro coche sea un utilitario también podéis disfrutar de alguna manera del Biltmore. Ha conocido magnates,estrellas de cine, políticos influyentes, hombres de negocios, realeza y hasta ha sufrido la penuria de la guerra. Pero ahí sigue, impertérrito. Y ahora parece que más fuerte que nunca, contemplando la vida pasar desde su atalaya deCoral Gables.