Seguimos en los alrededores de Guadalajara y a 7 kilómetros encontraremos una población que en el siglo XIX era un barrio residencial de clase alta, pero que ahora se ha convertido en un lugar lleno de artesanos donde se respira un ambiente especial...hablamos de Tlaquepaque
De verdad que merece la pena dar una vuelta por cualquiera de sus calles, y mirar sus escaparates con artesanía de todo tipo. Verás muchas "katrinas", figuras que representan la muerte, pero también belenes de madera policromada. Telas, pulseras, cuadros, trajes regionales y artesanos en la calle. Puedes verles trabajar en vivo...¡un auténtico placer!
La plaza central de Tlaquepaque es la típica plaza mejicana, muy agradable . Si te gusta la cerámica es obligada una visita al museo. Guarda en su interior una gran cantidad de piezas de distintos materiales y épocas. Es un sitio muy curioso en el que puedes ver perfectamente la evolución y riqueza de la cerámica a lo largo de los últimos siglos. A mi me llamaron mucho la atención unas enormes piñas pintadas que se colocaban en las entradas de las casas. Contenían agua fresca, y era lo primero que se ofrecía al visitante como símbolo de hospitalidad.
Y otro sitio que no puedes dejar de visitar es "Guachimontones", un sitio arqueológico un tanto olvidado por el turismo y por las inversiones, pero que conserva intacta su magia y su historia de más de 2.000 años. Os recomiendo encarecidamente que lo visitéis al atardecer.
Es difícil encontrar un lugar que proporcione tanta paz. El secreto es que tiene todos los ingredientes para que la magia de los tiempos pasados perdure : ubicado en medio de la naturaleza, rodeado de historia y con una luz tan bonita que transporta a otra dimensión. No hay cámara en el mundo que te pueda hacer una mala foto en ese instante.
Cuando pises éste sitio piensa que estás en el mismo lugar en el que se desarrolló una de las primeras civilizaciones de toda Mesoamérica. Se desconoce quién le puso el nombre, pero según la teoría más extendida, al parecer proviene del vocablo náhuatl "Huaxe" y la palabra castellana montón, es decir la traducción sería: montón de huajes. Abundaban en la zona.
Es muy curioso el juego de pelota que hay en el sitio arqueológico. Pero ojo, no estamos hablado del fútbol tal y como le conocemos ahora. Se trataría de un juego con dos equipos que tenían que llevar la pelota al otro extremo de la cancha utilizando solamente las caderas. El objetivo era que la pelota se quedara parada. Esa era la manera de anotarse un punto. El juego podía durar horas y hasta días...Se utilizaba para cuestiones políticas y también religiosas. Los restos que se han encontrado no nos permiten pensar que hubiera sacrificios humanos relacionados con éste ritual. A algunos guionistas de Hollywood se les olvidó leer esta parte de la historia...y es que ya lo dice un conocido refrán:" ¡ no permitas que la realidad te estropee una buena historia! "