Stavanger, el sur de Noruega
Y se nota en cuanto llegas. Porque la luz es diferente, porque la temperatura es diferente, porque la gente no desaprovecha la oportunidad de estar en la calle… Stavanger está ahora más cerca que nunca de España, sobre todo desde que Vueling acaba de abrir una ruta que une directamente Barcelona con la ciudad Noruega. Así que vamos a dar un paseo por una población sorprendente, moderna y con mucho ambiente.
El puerto es el centro de casi todo en Stavanger. Aquí se encuentra la mayor concentración de casas de madera antiguas del Norte de Europa. Y aquí se ve la animación de los viandantes y de los comerciantes cuando el tiempo acompaña. Entonces, la terrazas del paseo marítimo se llenan y el bullicio, por una vez, se apodera del centro.
Es casi un espejismo porque al día siguiente, como por arte de magia, Stavanger vuelve a convertirse en la ciudad plácida y tranquila que seduce desplegando encantos escondidos. Encantos que se paladean en muchos restaurantes…Stavanger tiene fama de ser un lugar en el que se come muy bien y doy fe de que así es. Veréis gran variedad de restaurantes y podéis entrar en el que queráis confiados de que saldréis saciados y habiendo degustado carne de calidad.
Lo primero que hay que disfrutar en Stavanger está en la calle, en el barrio histórico de Gamble que se sitúa por encima de la línea occidental del puerto. Sus calles, adoquinadas y con largas hileras de casas antiguas de finales del siglo XVIII, son una auténtica delicia. Es un lugar en el que merece la pena empaparse del ambiente.
Después podéis seguir por la Catedral, una impresionante construcción del siglo XII que recuerda a las fortalezas de la época. Aunque ha tenido varias reestructuraciones posteriores, se dice que es el edificio medieval más antiguo de Noruega que conserva su estructura original. Y con eso os estoy dando una pista de la magia que todavía conserva en su interior. Todos los elementos que actualmente la decoran: sus columnas de piedra, sus vidrieras de colores, su púlpito barroco y hasta sus tapices, conforman un ambiente elegante y sobrio difícil de olvidar.
Stavanger no sería lo que actualmente es sin dos elementos fundamentales que la han colocado en un lugar privilegiado dentro de la economía del país: las conservas y el petróleo. Y a éstas dos actividades hay dedicados sendos museos que tienen mucha importancia.
En el primero os encontraréis una antigua fábrica de conservas en la podréis ver todos los pasos necesarios para enlatar pescado. Stavanger fue en su día el lugar que albergaba más de la mitad de fábricas de conservas del país . En 1922 dichas fábricas suministraban el 50% del empleo de la ciudad. No os perdáis las imágenes de la planta superior en las que se puede ver en blanco y negro cómo eran algunas partes de éste laborioso proceso.
También es un edificio importante El Museo del Petróleo, un lugar muy curioso en el que podréis descubrir, a través de varias exposiciones interactivas y maquetas a escala, cómo es la formación del combustible y cómo se realizó la exploración en el Mar del Norte en el que se acabó encontrando crudo. Todo está preparado para que los niños lo disfruten y puede que os llevéis la sorpresa de que vosotros también lo pasáis bien.
Hay otro espacio escondido que tiene como poco un paseo. Es el barrio de "Storhaug". No está en el centro, pero los grafitis que "decoran" sus calles le convierten en un lugar para recordar.
Una vez al año se celebra un importante festival internacional de ésta modalidad de arte que decora todo el barrio. Los propietarios de los inmuebles dan su permiso y los artistas despligan sus pinceles en los muros elegidos. El resultado es entre 30 y 50 obras que formarán parte de la vida de la gente que aquí vive durante muchos meses.
Me gusta este lugar porque es una forma de acercar el arte a la gente de la calle desde que son muy pequeños. Quién pudiera disfrutar de algo parecido a diario, la verdad.