Los Maleku y su tradición ancestral
Quedan apenas 600 en todo Costa Rica. Los Guatusos, también llamados Malekus, han sufrido la colonización, el avance de la agricultura y la deforestación hasta casi desaparecer. Hoy en día, esta orgullosa tribu lucha por mantener su idioma y su cultura y por darse a conocer al mundo y a los turistas, que pueden pasar con ellos una jornada inolvidable. Hoy nos adentramos en esta fascinante etnia amerindia que se asienta en la zona desde hace 4.000 años y que todavía tiene mucho que enseñarnos…
Para empezar, hospitalidad. Nos reciben con una gran sonrisa, y eso que interrumpimos una clase, la que han puesto en marcha mujeres bravas y corajudas como Vivian González, rectora, profesora universitaria e impulsora de un programa de apoyo y educación estatal a los pueblos indígenas. Ella y 55 voluntarios, muchas veces venidos de la otra punta del mundo, se acercan a las comunidades, les dan formación y les enseñan a poner en marcha sus proyectos, esos con los que intentan subsistir alejados del gran San José. Los autóctonos pagan con lo que pueden, café, azúcar, frijoles, muchas veces en especie, pero están contentos porque la iniciativa les sirve para reunirse, intercambiar ideas y hallar juntos una fuente de ingresos. Las actividades son de todo tipo. Víctor, por ejemplo, es un granjero que quiere producir pollos de doble pechuga y mejor calidad.
Aida se centrará en el diseño de moda con identidad indígena y Nicole en el modelaje. Marta pondrá en marcha un pequeño café con internet y Moisés un centro tecnológico…El sueño de Orlando pasa por una pequeña casa de huéspedes con estructuras habitacionales guatusas y el de Eugenio, el maestro, por un museo sobre los Malekus y su cultura.
Todos ellos tienen esperanzas que desarrollan una vez cada 6 semanas en el Palenque Tonjibe, el más grande de los 3 que sobreviven en la zona. En total 178 habitantes, 20 más que el Margarita que llega a los 157 y el Sol que apenas cuenta con 45. Son poblaciones alejadas, pero con un entorno muy hermoso que ayuda a entender la idiosincrasia de estos hombres y mujeres que se ganaron fama de fieros. Según los escritos de los religiosos de la época, en 1719 se les conocía como los ‘Indios guerreros de Río Frío’.
Además de idioma propio los ‘Malekus’ mantienen un sistema de enterramiento que resulta como poco curioso. La cultura guatusa cree que quien anda de noche, tropieza, lo que en la práctica significa que las muertes no naturales se castigan con el enterramiento fuera de la casa. La victima de un atropello, una picadura de serpiente o un accidente de cualquier tipo, descansará en un cementerio. No digamos nada si el deceso se debe a un rayo porque en ese caso toda la comunidad pensará que ha sido la pena por haber sido desobediente. Solo quién fallece por muerte natural tiene el derecho de ser enterrado en casa, en el suelo de la vivienda, para seguir conviviendo, de alguna forma con sus seres queridos. El luto dura 15 días, y durante ese tiempo no se toca ni un cerdo, ni una gallina, ni manteca…Tampoco se pueden acercar a los caballos ni a las vacas. Es la forma de purificarse.
Vuestra experiencia con los Malekus también os permitirá acercaros a sus danzas ancestrales llenas de sonidos y ritos singulares. Atención a sus vestidos hechos de ‘tana’, la corteza de un árbol a la que se la arranca la capa exterior, se remoja en agua y luego se afina golpeándola en madera. Después se cose y se corta a la medida. Si os gusta aprovechad porque podréis comprar pendientes y distintos tipos de artesanía hechos de un material que en España es un tesoro porque no se encuentra. ¡Nada más original y auténtico, si tenéis que comprar todavía regalos!.
No os marcharéis de allí sin probar la exquisita y sorprendente gastronomía guatusa empezando por el puré de yuca. Primero se cocina para perder el almidón y después se machaca y se le añade el axiote. Tras él, palmito , banano frito y tilapa, un pescado envuelto en hoja de anisillo que bien podría estar recomendado en cualquier dieta. La bebida es una especie de horchata elaborada a base de maíz que resulta sorprendente y refrescante. Así acabaréis una jornada inolvidable que os acercará a la sabiduría y cultura de un pueblo que dominó este territorio durante siglos.