Su cara ha hablado por él en México porque las caras comunican y mucho sin necesidad de abrir la boca para hablar. El mundo entero ha podido ver al Santo Padre enfadado en la ciudad mexicana de Morelia. Su expresión facial cambió por completo en tan sólo varios segundos. Su rostro pasó de reflejar alegría a denotar enfado. Un rictus serio y frío que no solemos ver en el Papa argentino, siempre sonriente y contento. Todo ocurrió cuando el Pontífice repartía rosarios. Se acercó a una valla cuando un joven tiró de él con tanta fuerza que el Papa Francisco perdió el equilibrio y prácticamente cayó encima de una persona en silla de ruedas. Tras besar en la cabeza al discapacitado, recriminó el gesto. No seas egoísta, le dijo dos veces, reprochando su actitud sin contemplaciones.