Sonriente llega Kira a la operación. Cantar es su pasión y por obligación deberá hacerlo en la mesa de quirófano. Los médicos miran su tumor tamaño canica en el lóbulo temporal derecho. Ella cuenta que algo dejó de funcionar porque no podía cantar ni procesar las palabras al ritmo de la música. Llega el momento de la gran actuación. Ritmo para todos. El cirujano comienza a extraer el tumor alojado donde reside la habilidad para procesar el sonido. Cantando, ella les ayuda. Ahora la parte capaz de interpretar música está activa. Prohibido tocar ahí. Objetivo conseguido. El cerebro sigue intacto para seguir cantando. 48 horas después lo demostraba en el hospital de Seatle. Más operaciones cerebrales exitosas como la realizada en Málaga, tocando el saxo.