Pelo blanco, muchas arrugas pero acompañada de su fiel amiga de dos ruedas. Elena y ella son inseparables.
La abuela ciclista vive sola en una zona rural de Chile a 130 km de Santiago. Cada día, sin quitarse el delantal, y con este ímpetu, pedalea a pesar de sus 90 años. Y así hasta 30 kilómetros para vender huevos y leche. En la bicicleta no me canso, dice. Estoy feliz en la bici. Y saluda a los vecinos sin bastón ni andador, sólo subida a ella. Le han regalado una bici eléctrica pero sigue utilizando la vieja. Porque a a hacerse vieja tiene miedo si no mueve las articulaciones. Dejamos a Elena cuidando de sus gallinas y 4 vacas para poder vivir. Porque 2 ruedas y un manillar pueden dar la felicidad.