Podría ser un día cualquiera en el campo de refugiados de Mosul gestionado por ACNUR pero no lo es. Los bucles y la laca delatan a la novia. Sí...en Mosul hay boda, la primera en tres años. Ya ha empezado la fiesta en este mar de tiendas del kurdistán iraquí donde viven miles de personas huyendo de los combates a pocos kilómetros entre ejército iraquí y Daesh. Semblantes serios los de Amena y Jassim. Ella no ha renunciado al traje blanco de novia prohibido por el Mosul controlado por el Estado islámico. Debería esconder su rostro pero no lo hace y además se ha maquillado. La música prohibida suena y la alegría en forma de baile se desata. Matrimonio en zona de guerra porque ellos han decidido sortear las prohibiciones del califato yihadista. Su sueño no sería casarse en un campamento de refugiados pero al menos por un día, su vida ha sido casi normal.