Hace 20 años, el psicólogo Arthur Aron dijo que cuatro minutos de contacto visual acercan más a la gente que cualquier otra cosa. Y esa frase es la que ha inspirado a Amnistía Internacional en su último y emotivo spot. Frente a frente, han puesto a europeos y refugiados. Sólo tenían que mirarse a los ojos. El resultado han sido miradas de iraquíes, sirios y afganos que hablan por sí solas. Miradas cargadas de dolor como las maletas que arrastran en su peregrinaje por alcanzar la Europa que no les quiere. Miradas que expresan mucho más que palabras. Lenguaje corporal que comunica angustia, preocupación, rabia, desidia, hambre, sed, incomprensión, pena, muchos estados de ánimo y sentimientos. Se trata de un experimento con el que la ONG pretende derribar fronteras en la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial. Demostrar que aunque, podamos parecer muy distintos, somos en esencia iguales.