También a oscuras
Esta edición de Supervivientes no está siendo especialmente lluviosa: de momento, los concursantes no han tenido que pasar días enteros agazapados bajo una lona como en años anteriores ni han dormido toda una noche dentro de un charco. Las tormentas de este año han pasado y se han ido con la misma fugacidad con la que pasaron Cristian o Mario por la casa del árbol. Eso sí, mientras esas tormentas se encuentran encima de los cayos, las sufrimos tanto el equipo del programa como los propios concursantes. Y no sólo quienes pasan su jornada a pie de playa, sino también quienes trabajan bajo techo: los cortes de luz son una ocurrencia habitual cuando el agua cae con la fuerza que lo hace en este clima tropical. Ya han sido varias las veces que la reunión general de contenido, esa en la que se realiza el trasvase de información entre quienes han estado en el cayo y quienes se encargan de editar lo grabado, se ha visto afectada por un apagón y ha tenido que continuar iluminada por los flashes de nuestros móviles. En la foto que ilustra esta entrada, varios redactores, el propio director e incluso Lara Álvarez, alumbran con sus linternas los partes de redacción y los cuadernos de los guionistas. Está claro que, pase lo que pase, el programa, como el espectáculo, debe continuar.