Con el agua al cuello
La regla básica para los miembros del equipo que trabajan grabando a los concursantes a pie de playa es la de no perderlos nunca de vista. Estar siempre escuchando lo que dicen. Tenerlos capturados en cámara en todo momento. Una bronca puede iniciarse en cualquier instante, una estrategia puede definirse en una conversación de diez segundos y un secreto puede compartirse en el momento más inesperado. Por eso, implique lo que implique, cámaras y redactores se convierten en la sombra de los supervivientes durante las veinticuatro horas del día.
Si Paco y Víctor se van de excursión a recoger leña, un cámara y una redactora tendrán que escalar igual que ellos, e igual que ellos se enfrentarán a las dificultades del terreno, las inclemencias del tiempo o a la aparición de una enorme tarántula como la que apareció en el resumen del pasado lunes.
De la misma forma, si Mila, Carla y Víctor se adentran en el mar a compartir confidencias, o si Jorge se siente especialmente intrépido y decide pescar muy lejos de la orilla, allá que irá un equipo para no perder detalle de lo que ocurra. Pero no sólo eso, sino que además la redactora irá apuntando en una hoja el minuto exacto en el que Mila critica a Paco o en el que Jorge pesca el pez. Como muestra la imagen que ilustra esta entrada, los miembros del equipo de Supervivientes sacan adelante su trabajo en las más desfavorables de las situaciones, incluyendo la de estar, literalmente, con el agua al cuello.