En la pasada gala, esa en la que Dioni resultó expulsado, los supervivientes del Equipo Fuego se despidieron definitivamente de Laguna Cacao, que deja de ser una de las localizaciones en la que transcurre el concurso. Pero no sólo Mila, Carla, Jorge, Paco, Víctor y Dulce abandonaron las oscuras aguas del manglar, sino también todo el equipo que ha trabajado durante tres semanas en tan espectacular paisaje.
Laguna Cacao nos ha dado, por primera vez en la historia del concurso, la oportunidad de ver a los supervivientes interactuar con monos, zarigüeyas o culebras, nos ha permitido probar los nonis, los wiscoyos y ampliar el abanico de experiencias que pueden vivirse en entornos, también caribeños, pero mucho menos conocidos.
Una de las redactoras del programa me contaba ayer que la experiencia ha sido fascinante, que el cambio de escenario ha sido muy enriquecedor para todo el equipo y que una de las mejores cosas que se lleva de la experiencia de trabajar en Laguna Cacao ha sido conocer a la comunidad local que vive en sus aguas. Sin embargo, reconocía también sentir cierta liberación al dejar atrás jornadas de trabajo llenas de ataques de mosquitos e insectos variados y el sofocante calor que envuelve el manglar. Tan contenta como se ve en la foto saltaba ayer mismo nada más salir de Laguna Cacao. ¿Volveremos a caminar entre monos aulladores en la próxima edición?