Cuatro películas latinas que tienes que ver, sí o sí
Son las emociones, los valores, los sentimientos, aquello intangible es lo único que realmente compartimos todos los seres humanos. Por eso el cine traspasa fronteras. Por eso el cine es un idioma universal. Nos permite explorar culturas, costumbres, realidades que no podemos más que imaginar y, gracias a la gran pantalla, incluso respirar por algunos minutos. Pero, aun así, en ocasiones, seguimos perpetuando fronteras y kilómetros a base de prejuicios.
Quisiera proponerles cuatro películas que nos vienen desde el otro lado del mundo, desde América Latina, porque parte del público español sigue desafiando a la historia y olvidando ese cine con el que, entre otras cosas, compartimos idioma. Aquí va una pequeñísima selección de las joyas latinas del 2018.
‘El ángel’, Argentina.
Luis Ortega nos retrata la historia real del ángel de la muerte argentino, Carlos Puch, Carlitos para los “amigos”. Condenado a sus tiernos 20 años por una decena de asesinatos y otros tantos robos, es considerado como uno de los más peligrosos sociópatas del país, y ahí sigue, en la cárcel, desde 1972. El joven Caído es interpretado por el carismático Lorenzo Ferro y le acompaña el guapo Chino Darín, a lo Bonnie and Clyde, en cuasi todos los sentidos. Ferro: engloba toda la irreverencia que posee la adolescencia. Sus ojos rebosan locura y ternura, sus labios disgustan y atraen, sus rizos son salvajes y delicados. Es toda una perfecta contradicción envuelta en ropa setentera y rock and roll. Apetece conocerle. Apetece entenderle. Una rítmica obra que mantiene el gusto en cada secuencia. Entretiene. Juega con la adrenalínica adicción a la libertad de una manera tan natural y sencilla, que lo ordinariamente equivocado cuasi pierde peso. El papel parece hecho para él. No se pierdan a este extrañamente sereno y descarado personaje.
‘Las herederas’, Paraguay.
Marcelo Martinessi debuta con un drama empaquetado para el espectador paciente, pausado, para el amante de la profundidad en lo cotidiano, para el que se deja llevar por la eternidad de cada gesto, para el que consigue leer novelas en arrugas o inhalar esbozos de vida en cada aliento. Un drama intimista que rompe la pantalla en mil pedazos. Personajes quebrados, rotos, fragmentos que el director recoge con la más feroz sutileza. Ana Brun no actúa, vive, respira y, como en aquella primera calada a un cigarro, nos hace toser mientras nos convertimos, poco a poco, en adictos de esta dulce y triste narración longeva. Es bonito ser partícipes del camino hacia la autocomplacencia. No han de tener prisa, eso sí, para contemplar su obra. Sorban los detalles de cada mueca para ingerir toda su grandeza. Una elegante historia de clases, honor, sexualidad y fidelidad de una mujer que cruza los 60.
‘Pájaros de verano’, Colombia.
Valientes Ciro Guerra y Cristina Gallego por atreverse a narrar el narcotráfico desde sus entrañas, sin aderezos, sin rock and roll en la banda sonora ni billetes falsos de 500 dólares. Hiperrealismo muy bien
ambientado del que retumban cánticos tribales. Tan naturales las interpretaciones que a momentos se sentirán incómodos. Un interesante viaje hacia las costumbres más feroces de las profundidades colombianas. Apta únicamente para los más curiosos. No se confundan: verán tiros, sí, y droga, sí, pero no como se la han narrado las superproducciones norteamericanas. Despójense de clichés y atrévanse con este singular retrato de la aséptica, fría y cínica realidad. Fotografía sin filtro alguno. Sus planos iniciales y finales, de lo más evocativos, como un extraño sueño alucinado.
‘La noche de 12 años’, Uruguay.
Antonio de la Torre, Mujica, está solemne. Basada en hechos reales, narra el desgaste humano hasta sus más sucios recovecos. “Como no pudimos matarles, vamos a volverles locos”. Esta frase es sal en una herida, es una uña partida, alcohol ardiente inyectado en los ojos. Álvaro Brechner consigue arrastrarnos sin desidia hacia la eternidad de los segundos, hacia el ahogamiento del tiempo, hacia la espera, el detenimiento. Pero un febril vigor toma aire en cada plano. Les entrarán ansias de venganza por ideologías lejanas. Es esto y mucho más, no deberían perdérsela. Intenten sumergirse entre estas riquezas no tan lejanas. Descubrirán submundos compartidos, aparentemente remotos, pero tremendamente familiares.