Con los primeros rayos de sol, el campamento despierta. La playa de Huanchaco es testigo de los primeros días de expedición de los ‘ruteros’ que no decaen pese al cansancio acumulado y la aparición de los primeros dolores estomacales.
Por grupos, bien organizados y con papel y boli en la mano, hoy los expedicionarios se han enfrentado a su primera clase práctica de fabricación de los llamados ‘Caballitos de Totora’.
La totora es una planta acuática que nace en pequeños estanques o lagunas ubicados en las playas de la costa norte de Perú y que sirve de base para la construcción de estas curiosas embarcaciones que tienen más de 4.000 años de historia.
El proceso es simple, tal y como ha explicado Rafael, experto pescador mochica.
Primero hay que cortar las totoras y agruparlas según sus tamaños en ‘madres’ si son grandes o ‘hijas’ sin son pequeñas. Después, es preciso dejarlas secar durante aproximadamente 15-20 días. Una vez secas, 10 minutos bastan para construir un robusto caballito de totora que llegará a pesar aproximadamente 35 kilos.
Con una destreza asombrosa, Rafael coloca uno de los grupos pequeños de totoras sobre otro más grande dejando el hueco suficiente entre uno y otro para el transporte tanto del pescador como de la pesca. Tras ello, sujeta ambas piezas con hilos de nylon y repite la operación con otro juego de otros dos grupos de totoras.
Para finalizar une todo nuevamente con cordón y el caballito ya está listo para salir a navegar.
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¡Feliz día de pesca!