De caminata por la selva amazónica hasta la catarata de Gocta
Hoy era el día. Hoy era el gran reto y la gran caminata hasta la tercera catarata más alta del mundo.
A primera hora de la mañana, la Ruta se ha puesto en marcha. Agrupados por fuerzas y ritmos de caminatas, los expedicionarios se han separado en Quetzales, Águilas y Jaguares, por orden ascendente de forma y aguante físico.
Así, los Quetzales han sido los primeros en iniciar la marcha para marcar el ritmo a los demás. Con caras que reflejaban el cansancio acumulado, los ‘ruteros’ han ido recorriendo los 16 kilómetros que nos separaban de la esperada catarata de Gocta.
Por un paraje de ensueño rodeados de la selva amazónica más profunda, y con subidas y bajadas de nivel casi infernales, la naturaleza se abría paso para dejar vislumbrar las impresionantes caídas de agua de la cascada.
Con sus imponentes 771 metros de altura, la catarata ha dejado boquiabiertos a todos los que la contemplaban. Fotos, fotos, y más fotos para inmortalizar una experiencia única que no todos han podido disfrutar.
Con decenas de kilómetros en sus piernas, los ‘ruteros’ conseguían a duras penas mantener el ritmo de una dura, complicada e intensa marcha. Otros, en cambio, han tenido que recurrir a la ayuda de caballos para poder concluir la caminata.
En total, más de siete horas para recorrer un camino difícil a la par que espectacular que ha dejado embelesado a más de uno. La selva y la catarata de Gocta, sin duda, ha enamorado a la Ruta.
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