30 de junio 2008. Nombre de Dios. Todo expedicionario se convierte en "alimaña" desde el momento mismo en el que su día a día es la Ruta Quetzal BBVA. Y una alimaña adquiere caché, según pasan los días y el polvo se acumula, y el sueño, y el cansancio... al mismo ritmo que se ganan amigos, experiencias, autonomía. Hoy lo he comprobado.
Los periodistas llegamos al campamento de 'Nombre de Dios' cuando ha pasado la tormenta. Pero comprobamos sus efectos. A las 6 de la mañana y en unos segundos, el agua ha arrasado mochilas con ropa, efectos personales y botas de una decena de expedicionarios, la mayoría chicas del grupo 6. Ana Mercedes, de Panamá, tiene todas sus cosas empapadas "mira qué cochina estoy", dice enseñando la camiseta, "pero bueno, ha salido el sol". Sus compañeras , la mayoría españolas se debaten entre el desánimo y las ganas de aventura. "Esto es la Ruta2, comentan.
Los tenderetes de ropa incluyen algunos libros de la Ruta. Muchas botas cuelgan de las hamacas. Ayer tocó hacer la colada, pero hoy la ropa tiene, otra vez, un color indefinido que nada se parece al original. Juan Alberto el monitor del grupo 17 hace un gesto que describe la magnitud de la tormenta. Jesús Luna, el jefe de campamento llama por su inseparable megáfono: hay que asistir a la conferencia en la playa. La importancia del agua, su escasez, las infraestructuras que se necesitan para que, potable, llegue a las poblaciones mas alejadas.
Mientras, un grupo de chicos atiende las explicaciones del curso de fotografía. El modelo: un escarabajo gigante que, pacífico, se deja colocar una y otra vez sobre un tronco. A unos pasos, seis o siete chicos y chicas se tumban sobre aislantes. El calor les afecta, y la diarrea. "Este calor baja la tensión de los chicos y, sobre todo de las chicas, les cansa; las diarreas, los resfriados, las ampollas o la infección de pequeñas heridas es lo habitual", comenta Fernando, el responsable del equipo médico. "No tenemos nada de importancia" -añade Carlos, otro de los médicos de la Ruta-. Y desde luego lo demuestra el que cuando toca baño, juegos o tiempo libre, no se queda ni uno en el campamento: "todos se apuntan".
Tenemos ocasión de comprobar cómo, tras un acto de homenaje a los 500 años de la Fundación de la ciudad de 'Nombre de Dios,' los expedicionarios salen de estampida a buscar refrescos y chuches a la voz de "una hora de tiempo libre". Los adultos damos una vuelta y encontramos un supermercado donde refrescar la garganta. Aprovechamos una sombra frente al mar donde el calor se olvida.
La costa forma una ensenada propicia para el atraque. De hecho, donde los ruteros se acampan estuvo el puerto de 'Nombre de Dios' que una vez fue el más importante de la Corona de España, desde el que los comerciantes indianos transportaban el cargamento de los galeones hasta Panamá. Una hegemonía como puerto de escala de flota que Portobelo le arrebató a finales del siglo XVI. "Muchos negros, como yo, participaron en la construcción de los caminos comerciales" explica el señor Goyo, panameño vecino de 'Nombre de Dios'. Recién jubilado tras 30 años de trabajo, cuenta que su vida es el medio ambiente. Mientras nos pregunta "¿sabes cómo se soluciona ésto?", se agacha a por una botella de plástico en el suelo y la lleva a un bidón que hace de contenedor, "educando a la gente". Las alimañas de la Ruta no dejan resíduos a su paso.