ADIÓS CON EL CORAZÓN
Gamboa. Es un sentimiento generalizado. Los dos días largos y las tres noches de convivencia con los Emberá Purú (Comunidad Emberá) han dejado huella. Los chicos y chicas (y los monitores) de la Ruta Quetzal BBVA 2008 se llevan del pequeño pueblo de palafitos en San Juan de Pequení, pulseras, collares, faldas o paruma multicolores, tatuajes de jaugua que se van en dos semanas; pero sobre todo, se llevan la vivencia de una entrañable hospitalidad.
Los emberá han sido el bálsamo después del duro recorrido por el Camino Real en plena selva y hoy dejarlos ha dado pena. Lo decían muchos al salir del poblado por el río Pequení en los cayucos, único transporte para los emberá y sus visitantes. Toda la mañana se ha llevado mover a los casi 350 miembros de la expedición en las largas y ligeras embarcaciones desde la aldea hasta Puerto Vigía.
La noche se va a pasar muy cerca de Ciudad de Panamá, en el Parque Municiap Summit, junto al zoológicoy el Botánico . No va a ser larga: a las 4 de la mañana toca levantarse para levantar el campamento. Espera un barco sobre el que comprobar cómo funciona el Canal de Panamá, una hazaña de la ingeniería que comunica dos océanos con un sistema de exclusas.
Siete componentes de esta Ruta, dos monitoras y cinco expedicionarios (un chico y seis chicas) llevarán pañuelo rojo al cuello (lo intentarán); son navarros y el 6 de julio el chupinazo (cinco de la mañana panameña) abre la fiesta en honor de San Fermín.