Da la sensación aquí, desde dentro, en plena Eurocopa, que el partido de esta noche ante Turquía puede ser clave para nuestros chicos. Es como si ganando hoy, de repente, el traje de la boda de hace cuatro años te vuelve a entrar, la americana te ciñe perfecta y al pantalón no hay que hacerle ningún dobladillo. Vamos, que si ganamos hoy, estos chicos se lo empiezan a creer. Porque desde Niza, cualquiera diría que esta selección sólo necesita que se le abra la portería en un partido, logre ganar con una cierta consistencia, y, de paso, esos goles estrechen aún más los lazos de unos jugadores que, señoras, señores, son amigos. Se ve en los entrenamientos, lo confirman ellos en sala de prensa y, por si fuera poco, me lo cuentan Ricardo Reyes o Mati Prats, que están más cerca de ellos. Los veintitrés convocados empiezan a moverse como uno sólo.
El tema es, como diría el Coco Basile, que España no juega sola. El exseleccionador argentino siempre cuenta que antes de empezar cualquier partido su táctica era perfecta, que el gran problema viene después, cuando el árbitro da el pitazo de inicio del partido y todos los jugadores se desordenan sobre el césped. Esto le va a pasar a Del Bosque a partir de las 21:00 horas en el coqueto estadio de Niza ante un equipo que parece llegar como un convidado de piedra pero que detrás tiene a todo un país mandándole mensajes épicos.
Cayeron en la primera jornada ante Croacia con un jugador que en lugar de intentar evitar un gol de Modric prefirió atusarse el pelo. Esto, en la Turquía de siempre no pasaba y para recordárselo a todos, hoy los periódicos amanecen fuertecitos. Sí, sale el toro (no sabemos si de lidia). Sí, sale Arda Turan, y sí, sale el titular guerrero: "hay que asar al toro". Es del diario deportivo otomano, FotoMaç, que vendría a sumarse al Fanatik y su más políticamente correcto: "animemos hasta que nuestras voces y respiración se corten". Turquía viene con ganas pero España busca una victoria que valga doble.