No era necesario decir que Alfonso Basterra fue en el coche con Rosario Porto y su hija Asunta hasta la finca de Teo. No era necesario decir que “no pueden descartar la presencia de Alfonso en los asientos traseros del vehículo”. Lo ha dicho el jurado y ha explicado que lo deducen porque no hay imágenes claras de los asientos traseros en las cámaras que grabaron el Mercedes con Rosario y Asunta. El jurado ha hecho una deducción hipotética que no ha considerado probado por hechos o datos concretos. Y lo peor, ese mismo argumento sirve para decir lo contrario; porque al no haber imágenes de Basterra en el coche, no se puede probar que fuera a la finca de Teo donde la niña fue asfixiada.
Los expertos consultados están impactados con el veredicto del caso Asunta. Porque el magistrado presidente fue muy claro en las instrucciones. Explicó al jurado que no usaran razonamientos, por muy lógicos que les parecieran, que sirvieran para probar todo lo contrario a lo que ellos querían probar. Les advirtió de que eso podría suponer la repetición del juicio. Además, en caso de duda, “in dubio pro reo”. Esa norma no debe nunca alterarse porque luego se vuelve en tu contra.
Así que ahora nos encontramos con un veredicto en el que hay más de una deducción, no probada. Primero llevan a Basterra hasta la finca, en el coche con su ex mujer, así lo convierten en asesino a partes iguales. Porque Asunta fue asfixiada en la finca de Teo. Luego, como no saben cómo regresó Basterra a su casa de Santiago, simplemente dicen que “en algún momento de la tarde regresó porque a partir de las 20:43 su teléfono empezó a tener una actividad frenética”.
Ni la Guardia Civil en su investigación, ni el fiscal, tuvieron la osadía de situar a Basterra en la escena del crimen, aunque lo pensaran. Buscaron taxistas, autobuseros, vecinos y todas las pruebas posibles para llevar a Alfonso a Teo, pero no encontraron ninguna prueba. El juez instructor fue más osado y lo insinúo en su auto de conclusiones. Pero en ninguna pericial ni testifical de este juicio se ha probado que Basterra subiera al coche y asfixiara a su hija en Teo.
El último rastro de Alfonso se pierde en Santiago con Asunta, a las 18:20, en la calle, cuando Clara, conocida de Asunta, los vio. Eso sí está acreditado. Es verdad que el cruce en el que fueron vistos padre e hija hace pensar que esperaban al Mercedes de Rosario, pero también cabe la posibilidad de que Alfonso acompañara a su hija porque para esa hora los efectos del orfidal eran ya patentes. Alguien tenía que bajar a Asunta de casa, ya mareada. Y lo único demostrado es que a ese vehículo subió Asunta.
Esta afirmación contundente y probada durante el juicio, bastaba para acusar a Basterra de coautor. Bastaba para condenarlo con la misma pena que Rosario. De hecho el juez recordó a los nueve esa figura de coautor. Les orientó y les dio las claves; Si se demostraba un pacto entre Rosario y Alfonso para matar a su hija, y se demostraba la participación de Alfonso en algo esencial, necesario para causarle la muerte de Asunta (las 30 pastillas de orfidal que le dieron juntos en la comida), le podían considerar coautor.
Por eso el veredicto ha causado impacto entre los que conocen el caso y entre los expertos en Derecho. Por acusar de más han puesto en peligro toda la sentencia. Y lo que no sabe la gente es que el magistrado presidente no puede hacer nada. Aunque al leerlo esta mañana, haya pensado que había errores, no puede tocar ni una coma. Y ahora solo cabe esperar a que los abogados recurran y el Tribunal Superior de Justicia de Galicia valore.
No haría falta ni elevar al Supremo. Podría pasar lo mismo que ocurrió en el caso Wanninkhof. El veredicto estaba tan mala motivado que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó la repetición del juicio. Luego el verdadero asesino actuó de nuevo y fue cazado, demostrándose que Dolores Vázquez era inocente. El juicio ya tenía fecha para su repetición, pero ya no sentaron a Dolores Vázquez en el banquillo.