Me ha costado empezar a escribir esto. No tenía claro si es de interés periodístico explicar que el guardia civil que tiroteó en las piernas a un conductor, y le remató en la cabeza con un disparo cerca de la sien , asegura ahora, aconsejado a saber por quién, que "deberían condecorarle por haber quitado de en medio a un yihadista".
Semejante barbaridad, tiene difícil encaje periodístico. Había decidido callarlo días atrás pero hablo de ello ahora porque otros han pensado que sí es relevante y lo han divulgado. Pero yo tengo mil dudas. Me parece una patraña, pero no es una patraña cualquiera. Es un invento deleznable, y terrible, que INSULTA a todos los ciudadanos marroquíes y los condena al desprecio por miedo a no saber quién es un terrorista yihadista. ¡Brutal!
Es intolerable que se utilice ese argumento despreciable para intentar evitar la cárcel, vistiéndose de "loco" que ha perdido el juicio de manera transitoria y ha decidido una mañana, vestirse de rambo, armarse, salir a la caza de un vehículo con matrícula francesa, y adivinar que lo conduce un ciudadano marroquí, "por lo tanto yihadista" (quiere hacernos creer), y acribillarle a balazos con el arma reglamentaria de guardia civil.
Da mucho asco porque si fuera una locura transitoria de verdad a los mejor ahora estaría arrepentido o asustado. Y porque esconde un desprecio absoluto por la víctima, y por todos los marroquíes honestos que trabajan como cualquiera de nosotros para ganarse el pan de su familia. Younes Slimani iba a comprar miel a Valencia para luego venderla. Deja mujer y dos hijos pequeños además de sus hermanos venidos desde Francia para ayudar a la joven viuda.
Se encontró con el agente de la guardia civil en la carretera y poco pudo hacer con su pequeño OPEL cuando el BMW del agente lo embistió hasta sacarle de la carretera y empotrarle en la mediana. Poco pudo hacer cuando, según los testigos, Angel Luis Viana frenó su bólido, empuñó su pistola , y comenzó a correr hasta alcanzarle disparándole en las piernas y rematándole cuando ya estaba en el suelo.
La realidad es que el agente Angel Luis Viana, estaba de baja por una cuestión física desde hacía 10 días. Si engañó a la Guardia Civil y escondía una dolencia psicológica, lo hizo muy bien. Ha tenido en 10 años de guardia civil, sólo cuatro bajas médicas, ninguna por problemas mentales. Su entorno cuenta que sí era un poco "broncas". Y que en los últimos días estaba más alterado de lo normal. Su abogado asegura que había roto su relación sentimental y que se había trasladado a vivir a casa de un hermano, guardia civil, fallecido. Todo eso le superó, asegura su defensa.
El lunes dio positivo en el test de drogas pero ahora hay que esperar los análisis de sangre para ver si además había tomado algún tipo de tranquilizante o antidepresivo. Su familia dice que no llevaba una catana en el coche, es una herramienta para cortar olivos porque iba a recoger a su padre para ir al campo. La juez de Arganda con todas las pruebas en la mano y la Fiscalía, creen que perdió el control tras un incidente de tráfico. No sería la primera vez que se muestra agresivo con el coche. Pero esta vez, se le fue la mano a la pistola y no disparó una vez, disparó siete veces. Una bala impactó en su coche y seis alcanzaron a Younes. Violencia extrema. Serán los psicólogos los que juzguen si esa manera de disparar, con remate incluido, es la de un perturbado o la de un psicópata.
Su abogado ha pedido examen psiquiátrico, y la juez lo ha aceptado. Bien. Su abogado también ha dicho que no le ha dejado declarar porque "todavía no ha aterrizado" y porque va a intentar probar un trastorno transitorio. Es su derecho de defensa. Lo que ya no está bien es hacernos creer que su locura transitoria le hizo salir esa mañana a la caza de un yihadista, y que tiene un sexto sentido o es un adivino que al ver la matrícula francesa supo que estaba ante un marroquí además yihadista. Como dice un buen compañero periodista, Marino Holgado, todo esto no lo ha declarado ante la Guardia Civil, ni ante la juez. No tiene relevancia jurídica. Y comparto lo que he hablado con mi buen amigo Juan Baños, creo que no podemos tragárnoslo.