Con 31 años Sradan había fracasado prácticamente en todo. Croata de nacimiento, llegó a España buscando fortuna y la suerte no le sonrió. Sradan comenzó robando pero no demasiado. Más tarde, le cogieron en Ceuta pasando hachís de Marruecos a España. El poco dinero que conseguía se lo gastaba en drogas y no ponía demasiado empeño en lo suyo, hasta el punto que su carrera criminal se asemejaba más a un trotecillo que a una carrera como tal. Por eso un día de mediados de junio, envalentonado sin un motivo concreto, decidió dar el salto definivo en Madrid. Sradan se animó a probar suerte con el "palo" más difícil: el atraco. Una vez más la pereza le ganó la partida.
El plan no parecía complicado. Tenía un pañuelo palestino para taparse la cara. Tenía un machete con filo de sierra y longitud considerable. Lo que no tenía eran ganas de complicarse, así que comenzó por su barrio y asaltó la farmacia que tenía a dos manzanas de su propio domicilio. No sacó más de doscientos euros, aunque le pareció bien. Sradan, además de indolente, era demasiado conformista. Así que continuó atracando farmacias, todas de su barrio y siempre a menos de un kilómetro de distancia del salón de su casa. No era una táctica inteligente, pero parecía cómoda ¿o no?. Sradan pensó que no lo suficiente, así que robó un coche para sus atracos. No uno cualquiera. Sradan robó un renault 5 con 30 años de antiguedad. ¿ No pensaba huir a toda velocidad si se frustraba alguno de sus atracos? ¿también le cansaba huir en coche?. El coche lo robó también en su barrio, en San Blas, Madrid. Para qué ir más lejos, qué más da que le grabaran todas las cámaras de seguridad del mundo, total, no iba a ir muy lejos con su andar desgarbado y su 1'95 de altura. Así atracó nueve establecimientos en diez días. Siempre pedía perdón.
Su último golpe fue en una gasolinera. La policía ya le buscaba por todo el barrio, tenían una descripción detallada del atracador y un operativo puesto en marcha para localizarle. Un empleado llamó a la policía desde la trastienda. Sradan se entregó mansamente a los policías de la comisaría de San Blas. Los agentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid ya le conocían "Sradan, estás detenido por éste atraco y por todos los demás, incluído el del supermercado de ayer". "Yo no fuí" contestó Sradan. "Sí fuiste tú, y te llevaste 5.000 euros" insistió el policía. "Mentira, que sólo me llevé 200" sentenció Sradan. Ahora los policías ya lo habían confirmado. Sradan era el atracador más vago del mundo, el más educado y también...el menos espabilado. Por cierto, lo de pedir perdón durante un atraco ya hace tiempo que no funciona como atenuante.