4.000 euros por deshacerse de un cadáver: Las tarifas del "Sr. Lobo español"
En la película Pulp Fiction le conocían como “Sr. Lobo”, un elegante profesional experto en limpiar escenas de crímenes y deshacerse de cadáveres. La realidad siempre destila menos glamour y aquí el “Sr. Lobo” se llama “Paco El Loco” y sus métodos aunque carecen de la sofisticación de su igual de Hollywood son igual de efectivos que los del “Sr. Lobo”. También es cierto que las tarifas de éste delincuente español, el de verdad, eran más reducidas que las de la película de Tarantino porque la “Operación Piul” de los guardias de Rivas con apoyo de sus compañeros de la Comandancia de Madrid parecía desde el principio un guión cinematográfico.
La historia arranca la noche del pasado 10 de agosto en Rivas, con la desaparición de un joven de 28 años vecino de la localidad. Los guardias calificaron el caso desde el principio como “desaparición de riesgo” tras confirmar que la víctima vivía su vida de forma desestructurada tras su paso por los circuitos de afters de la capital. Un joven fiestero al que la vida se le fue de las manos y acabó discutiendo con otro sujeto de 34 años relacionado con el tráfico de drogas. Fue en el domicilio del agresor, y los guardias ya lo tenían claro en octubre tras rastrear y encontrar a la última persona que vio a la víctima con vida por última vez. Más tarde encontraron a un testigo clave.
La primera escena que describía el testigo, compañero de piso del presunto asesino, ponía los pelos de punta “cuando volví a casa me abrió la puerta en calzoncillos y cubierto de sangre…había sangre por todas partes…aquello parecía la película Kill-Bill” el testigo agarró todas sus cosas a la carrera y corrió a refugiarse en un hotel. No fue a contárselo a los investigadores pero estos ya habían rastreado teléfonos, hablado con otros testigos, y ahora comenzaban a confirmar el guión de esta historia gore. Semanas después, el compañero de piso declaraba ante los guardias…
Para entonces los investigadores ya sabían que estaban ante un homicidio, el autor había pintado dos veces la casa para ocultar el reguero de sangre que recorría la vivienda. Sólo el sabía porque discutió con la víctima pero en algún momento presuntamente le atacó salvajemente con un arma blanca. Los guardias también sabían que el presunto autor había llamado a dos personas más, una mujer y un hombre de 40 años para que le ayudaran a deshacerse del cadáver. Francisco alias “Paco El Loco” era el “Sr. Lobo” español, y a cambio de 4.000 euros iba a procurar sus servicios al asesino. Lo primero hacer desaparecer el cadáver, así que se trasladaron a una vieja casa que tenía en el monte de El Pardo de Madrid, y allí trocearon el cuerpo y lo quemaron hasta en tres ocasiones tamizando los restos hasta que el aire se llevó lo poco que quedaba de la víctima. Luego había que limpiar la escena del crimen, y finalmente Paco “El Loco” se ocupó de amenazar debidamente al asesino y al resto de los cómplices para que no abrieran la boca.
No les valió de nada, los guardias con la ayuda de “Elton” uno de sus perros expertos en localizar restos biológicos, hallaron hasta 35 trazas biológicas de la víctima en la casa de Rivas donde le mataron, en el coche en que trasladaron su cadáver y hasta en los muebles que el presunto homicida escondió en una segunda casa que tenía en Toledo. Quedaba cerrar el fleco más peliagudo. Los tres detenidos no querían hablar, temían con pavor la venganza del “Sr. Lobo” o Paco El Loco que es lo mismo.
Los guardias le despertaron en la cama, a su lado una pistola del 45, y en su casa 41 teléfonos, documentación falsa, un arsenal de armas de fuego y los cuadernos del “Sr. Lobo” con las anotaciones de sus actividades escritas de su puño y letra. Además de limpiar escenas de crímenes de otros y deshacerse de cadáveres, Paco se dedicaba a extorsionar y cobrar deudas. En cada reglón de su libreta: nombre del deudor, deuda, y el castigo anotado escrupulosamente a su lado. Desde una paliza para los mejores deudores hasta un dibujo con una lápida y la leyenda R.I.P para los morosos más recalcitrantes.