Es lo malo de ver sólo un lado del espejo, que el reflejo engaña. Es lo que ocurre tras escuchar tan sólo parte de las conversaciones grabadas entre los trabajadores de emergencias del SAMUR que atendieron la tragedia del Madrid Arena.
Es fácil crucificar a los trabajadores del SAMUR si sólo escuchas las conversaciones recortadas y sacadas de contexto hechas a través de sus teléfonos móviles, y no escuchas también las conversaciones que a la vez mantuvieron a través de su sistema de comunicaciones oficial (TETRA).
En Madrid, las llamadas de emergencias del teléfono único 112 se recogen en el centro que la Comunidad de Madrid tiene en Pozuelo de Alarcón. Un técnico las reparte al Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil , el SAMUR ( si la emergencia es médica y tiene lugar en la capital) o la Policía Municipal.
La noche de la tragedia del Madrid Arena el SAMUR recibió la primera llamada alrededor de cinco minutos antes de las 4:00h. Hubo una anterior al 112, pero esa llamada no llegó al SAMUR se envió a policía municipal porque hablaba de avalanchas y no de heridos. Lo que no sabemos es cual fue la reacción de la policía madrileña. En la llamada posterior, en la que recibió el SAMUR a las 4:00h se advertía que una chica sufría una presunta parada cardio-respiratoria. Las grabaciones revelan como los técnicos dudan de la veracidad de la llamada, (esto es lo que se critica ahora) pero lo cierto es que envían una de las dos ambulancias que trabajaban en la zona. La otra ambulancia se acercó al Madrid Arena por su parte inferior y fue la que encontró a otra segunda joven en parada. En ese momento se activó el protocolo habitual previsto en casos similares y se envió una ambulancia básica, una uvi-móvil, la jefa de guardia y el jefe de servicio Antonio San Juan. El tiempo de reacción, que no superó los 10 minutos, entra dentro de los parámetros satisfactorios pero ¿qué ocurrió entonces?
Lo que ocurrió fue que el jefe de servicio fue hasta el botiquín del Madrid Arena y allí se encontró sin previo aviso con otras tres chicas en parada. La prueba de que se había activado el protocolo de parada es que allí estaba el jefe de servicio. Y allí mismo comenzaron a atender a las víctimas cuando Antonio San Juan intentó comunicar con su centralita sin conseguirlo. Sus trasmisores no daban señal, el sistema TETRA tenía zonas de sombra en la planta baja del Madrid Arena. El teléfono móvil auxiliar que llevan de dotación tampoco funcionaba por la saturación de llamadas en el pabellón. San Juan agarró un teléfono de otra compañía de telefonía y llamó a sus compañeros de centralita anunciándoles el hallazgo y pidiendo más ambulancias. Y se las enviaron, aunque en esa conversación fuera del canal oficial TETRA sus compañeros de la centralita se quejaban de la falta de falta de información de lo que estaba ocurriendo dentro y los que estaban allí se quejaban de estar trabajando “a ciegas”, sin comunicaciones. Y tenían razón, pero entretanto las víctimas recibieron atención médica y consiguieron reanimar a dos de ellas. Lamentablemente una murió al llegar al hospital y la segunda falleció días después.
No se activó el protocolo de “víctimas múltiples” que, nos dicen, se reserva a catástrofes como el 11M o más recientemente el accidente de un avión de Spanair. El caos que se desprende de las llamadas se debe a que la centralita del SAMUR tras enviar sus recursos y una vez que ya se había localizado y atendido a las víctimas, no recibía información exacta de los efectivos que estaban allí trabajando por las dificultades de comunicación. Fue entonces, alrededor de las 4:13h cuando se produjo la desafortunada llamada que atendió un operador de teléfono del SAMUR, un sujeto displicente que atendió con absoluta falta de humanidad una nueva llamada de alerta que llegaba una vez que todo había terminado. Fue lamentable, pero no afectó al servicio.
En definitiva, todas las conversaciones de teléfonos móviles, recortadas, desordenadas y fuera de contexto son las que han precipitado un alud de críticas a los miembros del SAMUR. Críticas que lo serían mucho menos si se escucharan las otras conversaciones paralelas que circulaban por la red oficial con las órdenes para las ambulancias y la coordinación de todo el operativo médico.
Ésta es la otra cara del espejo, al menos un vistazo general. Seguro que hay detalles que a Malena y a mí se nos escapan, pero los GPS que llevan los vehículos del SAMUR le dirán la verdad al juez del caso Madrid Arena. Sólo queda saber quién o quiénes son los responsables de filtrar a los medios de forma interesada éstas conversaciones que se recibieron y almacenaron en la sede de emergencias de la Comunidad de Madrid. Así quizá logremos comprender por qué se ha intentado crucificar al SAMUR a costa de la muerte de cinco inocentes.