Nos llaman la atención porque se tomaron dos días después del asesinato de Asunta y minutos antes de que Rosario Porto fuera detenida. Por eso creemos que son un documento relevante periodísticamente hablando. El morbo, si lo tienen, no nos interesa. La novedad es que son las fotografías que hizo Rosario Porto con su teléfono móvil. Aquí la vemos frente al féretro de su hija, rodeado de flores y coronas. Junto a ella Alfonso Basterra no fotografía, mira su teléfono.
Están en el tanatorio y hacen las instantáneas pasadas las 10 am. Ella no sabe que la Guardia Civil espera fuera para detenerla . Saca varias imágenes de la sala, y de las coronas, en las que se reflejan sus sandalias, o su rostro.
Solo están ellos, ahí de pie frente a Asunta muerta, al otro lado del cristal. No sabemos lo que piensan pero padre y madre aparentan tranquilidad.
Poco tiempo después Rosario Porto abandona el tanatorio ya detenida, en un vehículo camuflado de la Guardia Civil. A Rosario se le interviene el teléfono y no tiene tiempo de borrar nada. Será con orden judicial cuando descubran estas instantáneas y otras. Las de Asunta dormida de tal manera que parecía embalsamada. El juez pidió todas y decidió lo que incluiría en el sumario. Las de la niña arropada hasta el cuello, aparentemente dormida, sí que despertaron el interés del juez porque parecían recreaciones. Aunque se hicieron mucho antes de que supuestamente idearan matarla. Las fotos, tuvieron una explicación por parte de su abogado: “Estaban jugando a los zombis”.
Alfonso Basterra no fue detenido ese día en el tanatorio porque el juez prefirió esperar. Y lo que hizo el padre de Asunta fue borrar las fotografías de su móvil y de su ordenadores, de donde se rescataron imágenes pornográficas, preferentemente de asiáticas, junto a otras imágenes de Asunta cansada, tras una función de ballet, que también van a ser cuestionadas en el juicio porque el juez cree que la niña estaba drogada cuando fue retratada.
Las fotografías que no se han incorporado al sumario son las del tanatorio que hoy os enseñamos sin atrevernos a interpretarlas. Nosotros no sabemos para qué Alfonso Basterra o Rosario Porto querían un recuerdo del féretro de su hija o de las coronas que enviaron los amigos y familiares. No sabemos si pretendían que su reflejo se viera o simplemente ni se percataron. Podían querer enviar esas fotos a alguien de la familia o simplemente guardarlas. Tampoco el juez las incorporó al informe que le pidió a la Guardia Civil, quizá porque esas imágenes no les hacen ni más ni menos culpables del asesinato de su hija.